Esta semana supimos el profundo deterioro de la Iglesia de Sabugo, la Iglesia vieja. El mal estado de la cubierta facilitó que entrase el agua dentro y la semana pasada se cayó un trozo del techo, de la cubierta de escayola. Cualquier recorrido por el templo permite ver las manchas de humedad y como el agua entra y amenaza el monumento.
Al margen de las inevitables polémicas políticas y las dificultades de la Iglesia para gestionar su patrimonio, pues tiene muchos monumentos y pocos recursos, a pesar del apoyo del Principado, la situación del templo es una llamada a la movilización de los laicos. Porque, los católicos tienen un debe de implicarse en la conservación y mantenimiento del patrimonio eclesial, que es de todos y del que todos disfrutamos.
Por eso, mi propuesta es sencilla: organizar un asociación de laicos que se encargue de recaudar fondos para la conservación de los templos. Sería una organización civil, sin ningún tipo de actividad relacionada con el culto y que en su creación fijaría su ámbito de actuación: un concejo, el Prerrománico, un arciprestazgo...
Ahí dejo la idea para debate de todos.
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