Allá por 1951, Mateo Koo decidió ser sacerdote, atender a una vocación que latía dentro de él. Sin embargo, la llamada coincidió con la persecución religiosa a la Iglesia en China. Mateo Koo fue arrestado por el peligro que suponía ser seminarista y pasó treinta años en cárceles. Sufrió hambre, trabajos forzados, fue humillado, vejado... Mateo Koo creció en su Fe. Tuvo momentos de decaimiento y de fortalecimiento. Pero supo orar y perservar hasta que, treinta años después de prisiones y tortura, fue ordenado sacerdote en una sencilla y clandestina ceremonia. Durante su odisea, Mateo Koo sólo recibió la comunión una vez.
Mateo Koo es un ejemplo para muchos que disfrutamos de la libertad y no sabemos apreciarla. También debería hacer reflexionar a quienes pretenden convertir la religión en un hecho meramente privado o reducirlo a supersticiones más o menos exóticas. Una vida como esta no puede responder a la nada, a una superchería. Su valor y heroísmo merece un respeto, para él y sus creencias.
¿Hay algún texto con la vida de Mateo Koo?. Si la hay, para aquellos que disfrutamos como bien dices, de la libertad de pensamiento religioso te rogaría me lo indicáras para enviarle una copia a aquél que se toma la Sagrada Biblia a chunga y le encantan las frasecillas de Rincón Cubano.
ResponderEliminarMás que nada, en un afán tonto, de enseñarle la coherencia personal.
Un saludo.
Hay varios videos en los que él mismo cuenta su historia. Si le interesa busque en google "Guang-Zhong Gu". En inglés, claro.
ResponderEliminarAlicia: yo lo leí en Alfa y Omega. Supongo que tío Google te facilitará más datos. También es muy interesante el cardenal vietnamita Francisco Xavier (con eso, seguro que localizas algo), que se pasó trece años en la cárcel en Vietnam y salió lanzando mensajes de amor a todo el mundo.
ResponderEliminarLafoca: gracias por tus aportaciones.