martes, 5 de mayo de 2020

DUC ( y L) Adiós a los balcones



Photo by Lili Popper on Unsplash



Desde hace unos días, los aplausos suenan menos fuertes.Cuando empezaban, superaban la barrera de los auriculares con los que habitualmente escribo y me animan a ir a mi ventana. El domingo desapareció la manada de burbujas de jabón que subía por la calle Manolo Quirós y otorgaba a la escena una levedad machadiana. El martes no estaban los vecinos con sus banderas asturiana, sportinguista y gijonesa. En los bloques que observo veo cada vez menos gente. Nos despedimos de los balcones, de los aplausos.
Sin embargo, el Sars-Cov 2 sigue en nuestras calles, los niveles de epidemia aún no se han rebajado, el número de personas hospitalizadas y en la UVI sigue siendo insoportablemente alto... ¿Conduce la rendición del gobierno a la derrota de la sociedad? Pudiera ser. Pero no debemos rendirnos, hay que mantener la protección, el distanciamiento social, el uso de mascarillas, reducir al máximo los desplazamientos superfluos.
Es cierto que ahora se puede salir. Y se debe aprovechar esa medida para cuidar la salud mental y la física; para recibir un poco de sol en el cuerpo, para saber que la ciudad sigue ahí, esperándonos. Pero hay que tener que cuidado. Porque nada sería más triste que volver a ocupar los balcones para aplaudir a los heroicos sanitarios y profesionales que siguen ahí, en esta batalla dura, cruel, silenciosa y larga. No lo olviden. Aún no podemos cantar victoria. Sería un error.
 

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