Sinceramente, no entiendo ese revuelo que se ha montado en ciertos sectores con la decisión del gobierno de Asturias de llamar en el calendario escolar a la Navidad Fiestas de invierno y a la Semana Santa, Vacaciones del segundo trimestre. Más aún cuando en los papeles oficiales, vease BOPA y Educastur, tan sólo se habla de vacaciones, sin más adjetivos.
Más allá de la necesidad de ciertos sectores de vivir en un permanente escándalo, de asustarse cada vez que se mueven cuatro hojas o una patológica necesidad de criticar al gobierno, a poder ser si es de izquierdas, no me merece ni un segundo de mi tiempo. ¿Acaso va a decir el gobierno lo que yo celebro o dejo de celebrar? ¿Voy a vivir más o menos la Semana Santa en función de la nominación del calendario?
Lo que sí sería preocupante sería que no tuviesen problema en utilizar esas nominaciones y, al tiempo, respetasen comportamientos creyentes no cristianos. Porque si se es laico se es para todos, no para unos pocos. En ese caso, no se debería hablar de laicidad, sino de persecución.
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