Escucho en Radio Nacional de España un parlamento de nuestro presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el que insiste en su petición de que España debe estar en la cumbre del G-20 que abordará la crisis actual y la refundación del capitalismo. Se le nota angustiado por no aparecer en tal cita histórica. Pero, para nuestra desgracia, España es lo que es. No damos más en estos momentos. Apenas aportamos nada a la economía mundial, no exportamos materias primas ni el talento de nuestros dirigentes sorprende. Más bien su ausencia. Como español, preferiría la presencia de Álvaro Cuervo o Xavier Sala i Martín para reorganizar el juego. La magnitud del problema y la necesidad de encontrar soluciones rápidas obliga a contar con un número reducido de invitados y eso nos deja fuera del pastel.
Ahora bien, ¿por qué esa angustia zapateril? Cuando repasamos su trayectoria política, vemos que nuestro presidente se ha pasado más de veinte años de su vida profesional sin tirar palo al agua. Diputado desde 1982, fue un diputado tranquilo y obediente hasta que ganó la secretaria general de su partido y, a partir de ahí, ya conocemos el resto de la historia.
En su acción de gobierno, existe una constante: la voluntad de ser recordado como un dirigente histórico por su aportación a la paz, al desarrollo de los pueblos. Así se explican el empeño personal en el proceso de paz y ese invento de la Alianza de las Civilizaciones, al que aún le queda un largo recorrido. Y también su angustia por no acudir a la cita de Nueva York. Esa cumbre sí será un momento histórico, la foto del nuevo capitalismo y todo indica que él, el gran hacedor de la concordia, nuestro hermano masón de la fraternidad universal, no acudirá. Y ahí surge la angustia, la impaciencia, la súplica...
Y, como español, más allá de lamentar que mi presidente gima por todo el mundo por una invitación, me pregunto: ¿qué precio puede llegar a pagar para estar en la cumbre?
Ahora bien, ¿por qué esa angustia zapateril? Cuando repasamos su trayectoria política, vemos que nuestro presidente se ha pasado más de veinte años de su vida profesional sin tirar palo al agua. Diputado desde 1982, fue un diputado tranquilo y obediente hasta que ganó la secretaria general de su partido y, a partir de ahí, ya conocemos el resto de la historia.
En su acción de gobierno, existe una constante: la voluntad de ser recordado como un dirigente histórico por su aportación a la paz, al desarrollo de los pueblos. Así se explican el empeño personal en el proceso de paz y ese invento de la Alianza de las Civilizaciones, al que aún le queda un largo recorrido. Y también su angustia por no acudir a la cita de Nueva York. Esa cumbre sí será un momento histórico, la foto del nuevo capitalismo y todo indica que él, el gran hacedor de la concordia, nuestro hermano masón de la fraternidad universal, no acudirá. Y ahí surge la angustia, la impaciencia, la súplica...
Y, como español, más allá de lamentar que mi presidente gima por todo el mundo por una invitación, me pregunto: ¿qué precio puede llegar a pagar para estar en la cumbre?
Las materias primas las exportan los países pobres. El valor añadido lo exportan los países desarrollados.
ResponderEliminarFernando, lo más alucinante de todo es oír a Don José Blanco decir que España no solo debe estar en esa reunión si no que además debe enseñar a los demás el camino a seguir.
ResponderEliminarNi el demócrata americano más a la izquierda va a perdonar aquella foto sentado ante las barras y estrellas.
Aunque... casi mejor que no vaya. P ara lo que hace cuando va.
ResponderEliminarY hablando en serio....
ResponderEliminarEvidentemente Zapatero sabe que irá desde hace días. No se podría entender de otro modo todo este jaleo fomentado desde su gobierno si no como un modo de salir de él triunfante de un reto sabiéndolo de antemano. Si han montado todo este circo y no va el 15-N es que son más torpes de lo que parecen.
Yo me pregunto si es "correcto" querer modificar un "sistema" a nivel mundial y hacerlo por acuerdo de unos pocos privilegiados con poder de decisión que, además, coinciden casi exactamente con los países que han provocado el hundimiento o se han aprovechado de ese sistema que ha provocado el hundimiento.
ResponderEliminarPor otro lado, me parece, en general, un error, el tiroteo de la prensa cargando culpas de las cosas. Como es lógico, los acontecimientos suelen ser consecuencia de otros muchos acontecimientos anteriores: no pertenecemos al G8 porque el país no ha alcanzado los parámetros exigidos -y aún así, ya se vería si eso se conseguiría-, algo que se puede poner en el debe de quienes nos han dirigido en los últimos treinta años, en que Aznar a pesar de sus "amistades" no lo consiguiera y de que, por lo que parece, Zapatero lo obviase. Tampoco formamos parte del G20 porque aunque tuvimos la oportunidad en su momento, nuestro presidente no lo encontró adecuado -ahora se demuestra un error, en su momento quizás fuese una decisión adecuada, quien sabe-, luego está lo del comportamiento de Zapatero ante la bandera, que quizás tenga algo que ver, quizás, considerarlo como una certeza me parece un poco atrevido. En fin, que el futuro de cada país es la suma de todos los que han ido poniendo su granito de arena, con sus aciertos y errores y que disparar siempre sobre un objetivo tan definido resulta hasta grosero.
De acuerdo con AnnieChristian.
ResponderEliminarSi no lo han leído les recomiendo un clásico: “La ventaja competitiva de las naciones” de Michael E. Poter. A principios de los 80, el gobierno vasco contrató a la consultora de Poter (profesor de estrategia y competividad en Harvard). Es interesante, después de 26 años, comparar lo que decía J. Almunia Vs Poter en aquellos años.
M.A.
Discrepo del análisis de Annie. Las resoluciones que se deben adoptar son bastantes y en un corto plazo de tiempo. Convocar a todo el mundo, que sería lo correcto, supondría meses de trabajo mientras eso se deteriora. Así que, en un análisis de realismo, se llama a los que mandan de verdad, a los que mandarán en el futuro y a representativos de terceros para decidir y ejectuar rápidamente. La voz de España se oíra a través de la UE, espero.
ResponderEliminarGracias por la recomendación de Poter, pero, los que no los leíamos, agradeceríamos un resumen para saber de qué va.
peter, el tiempo dirá el ridículo que hará nuestro gobierno. De momento, con el que está haciendo es bastante