Las pruebas a las que la sociedad actual somete a los cristianos son muchas, y afectan a la vida personal y social. No es fácil ser fiel al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a decisiones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de un embarazo no deseado, la eutanasia en caso de enfermedad grave, o la selección de embriones para evitar enfermedades hereditarias. La tentación de dejar de lado la fe está siempre presente y la conversión se convierte en una respuesta a Dios que debe ser confirmada en varias ocasiones en la vida.
Benedicto XVI, Catequesis, 13 de febrero de 2013
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