Durante estos días, los asturianos estamos viendo una campaña de comunicación que nos recuerda los productos que se hacen en Asturias. Se trata de Hecho en Asturias/Fechu n'Asturies. Dentro de esta campaña, un apartado específico fomenta la gastronomía asturiana: somos lo que comemos, con lo que se quiere apelar a que la gente disfrute del cabrales, el pan de escanda, la sidra o el vino de Cangas.
Aunque las intenciones son buenas, en sí la campaña me parece una tontería. La mejor motivación para consumir un producto no puede ser que lo fabrique un vecino, sino su calidad, sus virtudes, lo que nos promete. Personalmente, no compro queso de La Peral porque se elabore en Illas y la familia sea muy maja, sino por su sabor. Y así unas cuantas cosas más.
Además, para sonrojo de algunos, he leído que la campaña sobre productos gastronómicos se contrató a una empresa de Madrid, aunque los actores son asturianos. No me negarán que tiene su gracia. Cierto es que con la Ley de Contratos del Estado y el importe de esa campaña, lo más seguro es que saliese a un concurso público y que, aunque en las bases se concediesen un par de puntinos a la empresas asturianas, al final el dinero de aquí se va a otra región. Es la ironía de que el Fechu en Asturies nos lo faigan en Madrid, aunque tal vez sirva para demostrar que lo importante es la calidad y la competitividad. Las banderas sólo quedan para adornar.
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