Creo que fue Arthur C. Clarke quien, en uno de sus cuentos, narró el fin del mundo: unos monjes budistas contratan a expertos informáticos para crear un supercomputador que permita conocer todos los nombres de Dios. Su creencia les muestra que, cuando se conozcan todos los nombres del Altísimo, el mundo terminará. Al salir del convento, los científicos ven el parpadeo de las estrellas, síntoma del fin del mundo.
Los más agoreros afirman que es lo que puede estar pasando hoy, cuando arranca el experimento del CERN y la búsqueda de esas partículas como el Bosón de Higgs y otras maravillas que suenan a una mezcla de poesía y ciencia-ficción. Y tiene su gracia, estar uno aquí, aporreando teclas y apurando el reloj para llegar a tiempo a sus citas laborales cuando a unos miles de kilómetros se simula el inicio del mundo. Esas versiones pesimistas aseguran que la recreación del Big-Bang será incontrolable y el mundo se devorará a sí mismo, aunque los promotores del invento afirman todo lo contrario. Será una reproducción de un proceso natural, que se da cada día en el Universo y que nada extraño pasará.
Sea lo que sea, a uno le fascina que el hombre sea capaz de crear semejantes artilugios que nos permitirán mirar a los ojos de Dios, saber cómo fue el primer segundo del Universo, el primer día del Génesis. Y, aunque habrá muchas preguntas por responder, será la continuación de una historia maravillosa, la de la humanidad, con sus grandezas y miserias.
Post-data
Y, aunque me quedo con la segunda teoría, aprovecho la oportunidad para despedirme del respetable, si fuese menester, decirle a Carmen Rodríguez Maniega que lo nuestro no fue nada personal, simplemente que rechazo tanto insulto y descalificación gratuita; tan sólo me arrepiento de no haber conocido antes a Costilla, aunque espero que tengamos una buena eternidad juntos.
Y un saludo a la afición en general.
Los más agoreros afirman que es lo que puede estar pasando hoy, cuando arranca el experimento del CERN y la búsqueda de esas partículas como el Bosón de Higgs y otras maravillas que suenan a una mezcla de poesía y ciencia-ficción. Y tiene su gracia, estar uno aquí, aporreando teclas y apurando el reloj para llegar a tiempo a sus citas laborales cuando a unos miles de kilómetros se simula el inicio del mundo. Esas versiones pesimistas aseguran que la recreación del Big-Bang será incontrolable y el mundo se devorará a sí mismo, aunque los promotores del invento afirman todo lo contrario. Será una reproducción de un proceso natural, que se da cada día en el Universo y que nada extraño pasará.
Sea lo que sea, a uno le fascina que el hombre sea capaz de crear semejantes artilugios que nos permitirán mirar a los ojos de Dios, saber cómo fue el primer segundo del Universo, el primer día del Génesis. Y, aunque habrá muchas preguntas por responder, será la continuación de una historia maravillosa, la de la humanidad, con sus grandezas y miserias.
Post-data
Y, aunque me quedo con la segunda teoría, aprovecho la oportunidad para despedirme del respetable, si fuese menester, decirle a Carmen Rodríguez Maniega que lo nuestro no fue nada personal, simplemente que rechazo tanto insulto y descalificación gratuita; tan sólo me arrepiento de no haber conocido antes a Costilla, aunque espero que tengamos una buena eternidad juntos.
Y un saludo a la afición en general.
De momento aquí seguimos. No nos ha tragado un agujero negro. También es cierto que por lo que he leído hay que esperar unos tres días. Vamos mejorando, se hizo en seis y lo fastidiamos en tres. Por si acaso, aprovecho y se lo digo: ha sido un placer visitar su blog.
ResponderEliminar¡Ah! Se me olvidaba. Hay una novela corta que toma ese experimento del CERN como inicio. No se llega a terminar el mundo, pero hace que todos vivan dos minutos de su propio futuro; 21 años después. Como es lógico hay muchos que no ven nada: estarán muertos. No recuerdo gran cosa, creo que no llegué a terminarla. “Universo monolítico” se llama.
ResponderEliminarGracias por la referencia de la novela, a ver si llegamos a tener tiempo para disfrutarla. Aunque espero seguir bastante tiempo por aquí, también fue un placer verle por aquí. Y por TierraLibertad.
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