Sin Dios, el hombre termina por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la solidaridad y el amor, las cosas materiales sobre los valores, el tener sobre el ser. Es necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre.
Benedicto XVI, "Donde habita Dios, todos
estamos en casa". L'Osservatore Romano, número 41, 7 de octubre de
2013, página 3
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