En esta legislatura seguimos aprendiendo términos económicos, aunque muchos nos suenen lejanos a pesar de que dicen que la letra con sangre entra.
Tal vez por eso, por la sangre que nos está costando el ajuste económico se debería impulsar algún concepto nuevo como cordura fiscal. Porque esto de los impuestos las cosas apuntan directamente a la locura. En Cataluña se estudia un impuesto que grave a las bebidas gaseosas en función de su nivel de azúcar y en Baleares se quiere gravar las bebidas en función de reciclado de los envases.
Uno, que es lego en eso de la fiscalidad y no sabe nada de economía, le tiene miedo a esas ideas que le parecen locas. Lo más inquietante es que, como las armas las carga el diablo, a saber dónde terminan. En España tonteamos con eso de gravar los depósitos bancarios (como si tuviésemos en casa la máquina de hacer billetes) y llega la Unión Europea y le ajusta una quita a Chipre. Cierto que son los depósitos superiores a los 100.000 euros y habrá gente a la que los ricos no le merecen una lágrima, pero un robo no deja de ser un robo, aunque sea a gente de recursos.
Así que a uno sólo le queda rezar y esperar que la cordura fiscal, como concepto y realidad, empiece a circular por la vieja Europa.
Photo: www.alegre-falomir.com
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