El Centro Niemeyer vivirá esta semana unos días claves para definir lo que será su futuro. Es cierto que, desde hace un tiempo, conocemos el compromiso del gobierno regional para impulsar un espacio abierto a la cultura con el máximo rigor y proyección internacional.
Pero, ahora, conoceremos los detalles concretos. Primero, con una auditoría que permitirá despejar las incertidumbres del pasado y quitar toda sospecha sobre el primer equipo gestor. A partir de ahí será el momento de comenzar a mirar al futuro.
España es un país de péndulo y, después de lo que algunos consideran excesos del pasado, ahora se puede ir al lado contrario, con el peligro que implica para la propia actividad del Centro.
Encontrar el punto exacto de equilibrio es la tarea, apasionante, a la que se enfrentarán durante los próximos días los patronos de la Fundación, aunque lleven tiempo trabajando en ella.
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