Lo leí en el ABC, pero el cuaderno de Pepe Blanco me lo confirmó: Me he resistido en estos últimos meses a confesar públicamente mi simpatía hacia Barack Obama para no interferir en lo más mínimo en el proceso de elección que estaba desarrollando el Partido Demócrata. Quienes me han pedido un pronóstico en privado saben que, sin lugar a dudas, aposté claramente por Obama.
Ufff, no sé que me asombra más si tamaña modestia o que tal inteligencia no se destine a arreglar nuestra economía. En noviembre veremos si mantienen el gafe de Alemania, Francia o Italia, donde han apoyado a los candidantos perdedores. Es de justicia reconoce que la cita de Blanco supera esa de José Luis Rodríguez Zapatero donde calificaba a Angela Merkel de fracasada antes de las elecciones en Alemania. Por cierto, todos aquellos lectores que estén tristes, que se pasen por la bitácora de Blanco. Después de un día duro siempre se agradecen tantas risas.
Es q este tío no tiene abuela, pero oye q el es de un feliz q mas quisiera yo. Este hombre a quien pensará q le interesaría quien pensaría él q debía ganar las elecciones americanas? Si fuera George Clooney (q también apoyó a Obama) yo me decantaría por votar a Obama, vamos a ciegas. Si es q igual hay q pensar q Obama no ganó por méritos propios, sino pq la mitad de los actores, a cual de ellos más guapetón, le dieron su apoyo público
ResponderEliminarAsí va el país,entre el intelectual Blanco,el aristotélico Zapatero y el ficticiamente inútil ministerio de igualdad,uffff,creo que voy a emigrar...
ResponderEliminarYo lo que me pregunto es para qué es necesario ese tipo de Ministerios cuando la igualdad es algo que se defiende con la ley en la mano. Es decir, apliquemos la ley, que luego se acaba llegando a tonterías mayúsculas.
ResponderEliminarHoy, por ejemplo, se podía leer en El País un texto donde quedaban a la vista las incongruencias de estas situaciones, más tarde, si acaso, corto y pego.
Yo tengo la impresión de que o yo estoy muy equivocado o las cosas han dejado de regirse por la razón (tanto en el gobierno como en la oposición) y nos vamos a llevar una hostia histórica.
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