Foto: Agapea.com |
Si con su primer libro, La hora del Lobo Gris, Manuel Hurtado Marjalizo (Écija, 1962) logró ser finalista del premio Fernando Lara y
presentar su candidatura al listado de escritores con una vocación de seducir a
la mayoría de lectores posibles; con su segunda novela La librería del
callejón (La esfera de los libros; 24,90 euros edición en papel), consolida su vocación y demuestra que es una voz que ha venido para
quedarse.
Manuel Hurtado es un escritor de retos, disfruta con ellos y se
nota en el planteamiento de la novela. Narra en dos planos temporales lo que se
puede resumir una historia de búsquedas: de la identidad, del amor, de la
felicidad, de la libertad.
Y, para ello, escoge el Madrid de 1940, donde sitúa a Adrián
Fadrique, un pintor que regresa del exilio con la intención de localizar a
Amelia, su antigua amante desaparecida en la Guerra Civil. Su vinculación con
la República no hace fácil su regreso a un Madrid muy diferente donde habían
vivido muy intensamente.
El segundo plano narrativo lo reserva para la actualidad. En ella,
el profesor Alejandro Piedra, conservador en un imaginario Museo Modernista de
la Villa de Madrid, adquiere en una subasta ‘El misterio de la luz’, un cuadro
de Fadrique y comienza a sufrir una misteriosa persecución.
A partir de ahí, se sucederán dos historias paralelas, unidas por
la perseverancia de sus protagonistas en dos búsquedas diferentes. Fadrique,
por su amada; Alejandro Piedra, por conocer la verdad sobre Fadrique y el
cuadro.
El estilo de ambos planos es distinto. Hurtado Marjalizo reserva
la primera persona, el yo narrador para la época histórica, mientras que en la
actualidad utiliza la tercera persona, el narrador omnisciente.
A pesar de la época escogida y la presencia de nazis, espías,
contraespionaje, el narrador evita una novela política. No huye de los hechos
propios de cada época pero lo que le importa es la trama, la evolución de los
personajes.
La gran fortaleza de Manuel Hurtado es su capacidad de urdir
historias, de sembrar el interés y atar al lector a las páginas mientras el
nudo de la trama se estrecha. Se intuye (se espera) que habrá un final feliz,
pero se quiere saber cómo. Hurtado es, sobre todo, un narrador que quiere
contar buenas historias y que disfruta lográndolo.
Por una forma u otra, el lector devora páginas guiado por un
escritor que siente un profundo respeto hacia sus personajes, como lo demuestra
en el pudor con el que escribe las escasas escenas de sexo presentes. También
hacia el lector, como lo ejemplifica un epílogo para evitar conclusiones
erróneas sobre la veracidad de personajes o acciones presentes en ‘La librería
del callejón’
Otra de las ventajas del autor es su capacidad para crear
personajes. Sobre todo, la colección de secundarios, que en algunos momentos
eclipsan a los protagonistas.
Publicado en el suplemento Culturas de La Voz de Avilés-El Comercio, 24 de septiembre de 2016, página 5
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