Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pagar la hipoteca. Así que toca regresar a la obligación diaria, a la rutina: madrugar (pero por obligación, no por vicio que es cuando presta), conducir, leer la prensa (idem), escuchar a uno, soportar a maroto y al de la moto... En fin, son los días que vienen, los días que vendrán y donde, más importante que ellos, es la mirada de uno, su resistencia, los libros que se leerán, lo que aún debemos estudiar, lo que nos queda por escribir.
En suma, volvemos a la carretera. La gira interminable, que publicita Bob Dylan. Espero que, al menos, disfruten.
Yo, en mi afán por hacerte más llevadera la vuelta al cole, acabo de llegar de la oficina de correos... ya me contarás ;)
ResponderEliminarSeguramente no debería de ir aquí el comentario pero como por allí me paso solamente una vez al mes... En la última entrada de Tila, en la que pasea por Avilés, no hay ni una sola palabra sobre Duna y yo quiero saber ¿se conocen? ¿se llevan bien? ¿tiene celos?.
ResponderEliminarPues muchas gracias, Isi, muchas gracias. Ya te cuento.
ResponderEliminarLa Foca: Tila es muy particular en su ritmo de bloguera y también en sus temas. Así que no me quiero meter en ese jardín, que luego me muerden.
Vale, vale, ya le pregunto a Duna -que es una preciosidad- cuando vuelva por Avilés.
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