domingo, 11 de marzo de 2018

¿Dónde estuviste el 8M?

Photo by Samantha Sophia on Unsplash


Dentro de unos años, llegará un día en el que Costillina me preguntará: "Papá, ¿y donde estuviste el 8 de marzo?"
"Pues te llevé al cole. Tenías miedo de que no hubiese nadie. Así que te dije que, si no había movimiento, te vendrías a trabajar. Pero fueron los suficientes amigos para quedarte en clase. Luego me fui a hacer la compra, prepare la casa y me fui a trabajar. Fue un día tranquilo".
"Pero, ¿no hiciste huelga, no paraste dos horas, no te sumaste a la movilización?"
" No, Costillina. No paré. Incluso hice una micro-campaña contra la movilización".
"Pero papá, ¿cómo es posible? Si siempre mes alentado, me has enseñado que no tengo límites por ser mujer; en casa siempre te visto dispuesto: te he visto planchar, cocinar, limpiar, hacer la compra. Tú y mamá os organizasteis siempre bien".
"Bueno, Costillina, no tiene ningún mérito. Trabajando los dos o te organizas o no vives. No es nada excepcional. Mira a todos nuestros amigos. Todos hacen lo mismo".
"Ya, vale. Pero, ¿por qué no paraste el 8 de marzo?"
"Mira, Costillina. Era una movilización que, sobre todo, tenía un ingrediente que no me gustaba ni me gusta: marxismo, marxismo con faldas".
"Pero, ¿qué dices?"
"Sí, detrás de esa movilización, lo último que estaba era la igualdad de la mujer. El modelo de sociedad machista castiga tanto a los hombres como a las mujeres. No es mi modelo de sociedad. Yo quiero una sociedad libre, de hombres, y mujeres, libres. Porque la libertad es nuestro bien más preciado, es  lo que nos hace personas: la capacidad de escoger, de asumir derechos y responsabilidades, de levantar y caerse, de decidir cada uno, y cada una, lo que desea en su vida. Esa sociedad no se puede construir con una única parte. O la hacemos entre todos, o no se hace. Porque el hombre y la mujer son iguales. Nace iguales. Con naturaleza diferente, pero con igual dignidad. 
Y, en esa movilización, no había nada de eso. En los países donde más triunfo es donde había más libertad y, contra ella, era la movilización".

Photo by James Motter on Unsplash

"No, papá, te equivocas. Era para lograr desmontar prejuicios, para luchar contra el patriarcado, para demostrar lo que son las mujeres".
"Si tú lo dices, no voy a discutir. Pero yo no observé eso. Sobre todo, lo que había era una lucha de clases. Del marxismo surgió el comunismo. Su primer camelo engañó a muchos: la lucha de clases. Sí, la desigualdad social. Misteriosamente, triunfó en un país donde, según Marx, no debía haber comunismo, pero triunfó y los rusos lo pagaron con sangre. Y, tal vez, sigan con ello.
"Pero esa ideas, como los virus, mutaron. El segundo comunismo fue el ecologismo. La lucha de clases se transformó en la lucha entre hombre y naturaleza. El hombre era el opresor y la naturaleza la víctima, que, en su catástrofe, iba a destrozar todo. Lograron triunfos, pero no tantos como el primer comunismo.
"Y ahora estamos con el tercer comunismo: la lucha de sexos. La dialéctica es ahora el enfrentamiento hombre y mujer. Los hombres son los opresores, las mujeres las víctimas. La victoria llevará a la sociedad idílica, lo que, significará, un nuevo infierno en la tierra como ha sucedido siempre que se ha tratado de convertir en realidad una utopía. No se puede destruir la libertad de la persona sin terminar con la persona. El método es siempre igual. Una realidad desigual, porque no se puede negar la existencia de injusticias sobre las mujeres, discriminaciones que se deben evitar, para tratar de instaurar un sistema igualitario que destroce a la humanidad".

....

El día que Costillina me responda, escribiré la respuesta.

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