lunes, 14 de agosto de 2017

En la recta final



Me da vergüenza presentarme como escritor, pero una vez pasado ese mal trago no me cuesta presentarme como un escritor lento, sobre todo por mi costumbre de pulir y corregir los textos. Como no hay regla sin excepción, disfruto de este Archipiélago como una libreta para apuntar, para dar rienda suelta a la ilusión de ser leído. Los tráficos de la web son una buena corrección de humildad.
De esa manera se explica que desde que inicié mi dietario allá por 2005 aún no haya dado por cerrado ningún texto. Y, les juro, que escribo a diario.
Dicho esto comprenderán mi sorpresa cuando esta mañana descubrí que he corregido unas doscientas páginas de las doscientas ochenta y cinco del primer volumen (título provisional: Todo incluido).
Desde luego que aún queda mucho. Terminar esa primera lectura (posiblemente en septiembre), imprimirlo para una segunda corrección y afrontar el texto con la distancia suficiente para saber si puedo torturar a alguna persona  reclamando consejo. Con suerte, en un par de años tendré material para editar un nuevo libro.
O sea, que el mundo no tema. Es sólo una advertencia para los conocidos.

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