Difícil es la tarea del gobierno de la nación porque las actuales magnitudes de la crisis económica obligan a reinventar el Estado, al menos parcialmente. A diario, encontramos numerosos detalles que muestran los aspectos donde se acumulan ineficiencias que dañan a toda la sociedad. No es sólo esa utopía estatista de querer velar por la felicidad de todos gastando para ello todo lo necesario y lo innecesario, que suele ser lo más frecuente. No, hay cosas mucho más graves y cotidianas.
Por ejemplo, ese pequeño empresario con una deuda con empresas públicas que suma 48.000 euros, o sea, lo que debería ser sueldo. El caso es cierto y verídico. Deuda generada por impagos del propio Estado.
O los vehículos todoterreno que la Guardia Civil de Tráfico usa en toda España. ¿Nadie se ha parado a pensar el derroche de combustible que implica utilizar los vehículos que más consumen en carretera? ¿Pero quién redactó ese concurso?
Son dos ejemplos, dos; pero que demuestran el complejo entramado de detalles que se deben resolver para arreglar la actual situación.
Al menos es mi opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario