Buena parte de la actual crisis de los medios de comunicación es responsabilidad de los propios medios. El mayor drama será cuando algunos directivos comprendan que los lectores o espectadores no se fueron, sino que los echaron.
Mientras llega el momento, se sigue intentando atraer a los lectores a base de promociones, películas y regalos de todo tipo.
Afortunadamente, en la calle, un quiosquero sin MBA ni estancias en Harvard se permite recordar la esencia del negocio: ofrecer información al lector; facilitarse la interpretación del mundo. Pero existe miedo a eso. Tal vez, como dice el profesor Giner, porque los hechos son caros, la información exige medios.
Pero, más allá de eso, ese mensaje es una botella de optimismo. Al menos hay gente que cree en los medios.
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