Fuente: FilmAffinity España |
La promoción de Oficina de Infiltrados la presenta como la mejor serie europea de espías. No he visto todas las series de espías, pero no cabe duda de que Oficina de Infiltrados es una de esas series que van a perdurar en el tiempo. Es la primera impresión después de ver las cinco temporadas, sufrir y emocionarme con las aventuras de Paul Lefevre y compañía.
Pero, sobre todo, la serie perdurará por su profundidad. Porque, al final, la serie es, sobre todo, una reflexión moral, sobre las consecuencias de nuestros actos, sobre el bien y el mal en el sentido más sencillo; sobre los límites entre la vida personal y el trabajo; sobre el compromiso en la gestión pública... Está mal saltarse una medida de seguridad que se encuentra contrastada y eso genera un conflicto que se alargará durante buena parte de la primera temporada; pero también es censurable la mentira y el engaño, lo que casi parece ir a la naturaleza de la profesión de espía y, de ese mal, termina golpeando a sus protagonistas.
Oficina de infiltrados no es sólo una serie de espías. Es una reflexión sobre el bien y el mal, sobre las decisiones que adoptamos y como condicionan nuestra vida y la de otras personas con las que convivimos. Es, ya lo he escrito, una serie moral, una reflexión ética y necesaria en la sociedad actual.
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