Masterchef es la versión española del programa homónimo creado en el Reino Unido por el chef Gordon Ramsay. Lo he visto un par de veces y, desconociendo el original, no pude evitar pensar en Top Chef, otro concurso gastronómica. La principal diferencia es que el primero se dirige al mundo de los cocineros aficionados mientras que el segundo se reserva a profesionales.
Aunque, en realidad, existe un abismo entre uno y otro. Y es que, como buen programa de televisión americano, Top Chef se narra con ritmo, dominan el suspense y la emoción; saben hacer épico lo que es épico, notable lo que es notable y serio donde debe existir seriedad. Algo que no sucede, ni de lejos, en Masterchef, un buen programa que se resiente por la dificultad, o falta de talento, vete a saber, que los españoles tenemos para hacer televisión frente a los creadores de la moderna narrativa televisiva; o sea, los americanos.
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