El verano es cruel con las bitácoras. Cuesta más que nunca sentarse a escribir, desciende el número de lectores, las actualizaciones son menos frecuentes... Es curioso es de los lectores. Cuando uno comienza a escribir levanta la bandera de la libertad, de crear sólo lo le dicte su talento, inspiración y trabajo. Pero a medida que pasa el tiempo y descubres aparatos como los marcadores, que te indican el número de páginas leídas comienzas a sentir curiosidad: ¿cuantos me habrán leído? ¿Gustará este tema? Y, así, esa sombra, se convierte en un invitado obligado hasta que llega el verano y comienza a descender la cifra respecto a los meses de invierno, de lluvia y refugio en casa. El único consuelo es la comparativa interanual y, al tiempo, el reto de escribir algo que guste a la gente.
Y, mientras tanto, el sol invita a marchar a la playa mientras se apagan los ecos de la Semana Negra, a unos diez minutos de mi Archipiélago.
Fernando, aquí hay un temazo.
ResponderEliminar¿Con quién estamos construyendo el Niemeyer?
Uno que ensucia nuestra limpia ciudad y un actor que en su senectud se muestra como un machista
Yo te leo a diario.
W.
¡La leche! vaya par de enlaces W.
ResponderEliminarYo también te leo a diario y espero que no te fies de mis gustos -o los de la mayoría- para escribir que entonces esto sería un aburrimiento.
Gracias a ambos, aunque, mea culpa, no os leo a diario, aunque os sigo con frecuencia. Lo que sí intento hacer es escribir a diario.
ResponderEliminarLo de Paulo tiene disculpa después de la persecución que le hizo Treceño: "Somos almas gemelassssssssss, Paulo, gemelasssssssssssss". Si lo encuentro en Parque de atracciones, lo cuelgo.