Lo bueno de los días de descanso es que aprovechas para ponerte al día en asuntos pendientes, entre ellos las películas que no has visto en los últimos meses. Ayer me tocaba elegir a mí, así que nos tragamos Gal, una película de la productora de El Mundo. El cine español tiene muchas carencias y casi todas se encuentran en esta película. Verla entera fue un ejercicio de sadomasoquismo y aún me preguntó cómo resistí todo el metraje. Mi nena tuvo más suerte y se durmió a los cinco minutos. No entró en el fondo real de la película, la organización de un aparato dedicado al terrorismo de Estado, una práctica que censuro de entrada (no se puede combatir al terrorismo con el terrorismo) y, en el caso concreto de España, en la misma realización donde se unió corrupción y una banda de chapuzas.
La película en sí es pésima. La banda sonora previsible, sólo hay algún apunte que vale la pena; los actores sobreactuan la mayor parte del tiempo; la construcción de los personajes es simple y se acerca a lo patético en esa especie de Amedo que te recuerda durante toda la película a un torrente más delegado y el guión es terrible. Por una parte, asume que los espectadores conocemos toda la trama y juega con mucha información que, si la desconoces, te pierdes. Luego esa tendencia a reflejar la realidad de blanco o negro, con el heroísmo de El Mundo... Con los mismos materiales (la guerra sucia del Reino Unido en Irlanda del Norte) Ken Loach hizo Agenda oculta, una muy buena película e igual de comprometida en la denuncia de los abusos del poder. Aquí, de momento, no pasamos de ofrecer basura.
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