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Foto de Erwan Hesry en Unsplash |
Aún no hemos probado el panetone de Pome Sucre, pero ya han caído dos roscones; mazapanes, turrones y peladillas. Descansa en la nevera las cervenzas de Mahou, edición especial de Navidad, y la puerta del hogar luce los adornos navideños. Ya hemos empezado a mover los muebles para dejar hueco al árbol y la selección de belenes aguarda el momento oportuno para su movilización.
Ya es Navidad. No cabe duda. Hoy, domingo, 7 de diciembre, hemos encendido la segunda vela del adviento en un año que tiene, además, sabor cuaresmal por la penitencia de la enfermedad. El belén no es sólo nacimiento, es también cruz y dolor; angustia y sufrimiento. Y, precisamente, gracias a ese belén, estos momentos tan duros son llevaderos. El dolor, sin sentido, es angustia vital.
