martes, 4 de mayo de 2021

'Polizón': bodrio en el espacio




Cuando te acercas al mundo de la ficción sabes que vas a producir una quiebra con la realidad. Es necesario asumir ese extrañamiento para disfrutar de la ficción. De lo contrario, no entenderíamos el universo creado en Star Wars o una película de vampiros. Incluso en las obras realistas existe esa fricción, aunque sea menor. ¿Existió el mundo de Los Santos inocentes? No tal cual y si queremos examinarlo bajo la condición de que se narra algo real, no disfrutaremos de la ficción aunque en ella aparezcan elementos propios de la naturaleza humana: amor, odio, miedos...

Va todo esto para justificar mi calificación de Polizón, la película de Joe Penna que vi hace unos días en Netflix. La película narra la historia de un viaje a Marte donde, la tripulación se encuentra a un polizón. A partir de este momento, igual desvelo datos de la película; aviso por si algún lector quiere llegar virgen a su visionado. 
Ahí llega el primer escollo. Porque resulta difícil creer la existencia de un polizón que, además, no entra voluntariamente, sino por un error. Nunca he construido una nave espacial, pero intuyo que las normas de seguridad deberían permitir saber que el número de trabajadores que accede a trabajar en un turno es igual al que sale... Vale, vale, lo acepto, porque de lo contrario no hay película.
Pero luego resulta que en un viaje de dos años por el espacio, se encuentran con las provisiones y el oxígeno limitado. Tanto que no pueden permitirse un tripulante más. Y claro, sabes que, por seguridad, en los aviones se duplican los sistemas. ¿Y un viaje en el espacio exterior van con la comida y el oxígeno justo? Vale, vale, lo acepto, porque de lo contrario no hay película.
Pero luego resulta que hay una avería imposible de reparar de un elemento fundamental. ¿Imposible de arreglar? Un elemento esencial y no llevan un repuesto... ¿Otra vez hay que aceptar porque, de lo contrario no hay película? Uff, ya van tres...
Pero asumes y vas a la película y resulta aburrida, sin gracia. Todas las posibilidades se esfuman... 
O sea, un bodrio. Totalmente prescindible.

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