Los amigos de Marian Suárez sabíamos, desde hace tiempo, que la enfermedad avanzaba de manera inexorable y llegaría el momento de despedirla. Hoy, La Voz de Avilés, su Voz, nos informa de la noticia de su muerte, de su marcha.
Con Marian Suárez perdemos a un referente para los escritores, a una persona que aspiraba a ser poema más que poeta, con todos los riesgos que conlleva; con la búsqueda de la belleza y la reflexión. Se entregó a Avilés y a la cultura sin renunciar a su independencia. Prefería callar y que sus versos hablasen por ella. Por eso, mi homenaje es un poema escogido al azar.
Invidencia
Yo no sé del deseo
sino cuando se instala en la mirada
y rompe en el espejo su verdad.
Sino cuando circula mal el aire
y el corazón se vuelve débil
al rigor de la piel.
Sino cuando ya asume las cenizas
y traza con su bastón de ciego
los intersticios del placer
el residuo fugaz de una caricia:
otra forma de entrega
más oscura y secreta.
(Las calendas griegas, 2006)
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