Hace unas semanas, me acerqué a un comercio. Los encontré en la puerta, cerrando con llave. "¡Qué fastidio!, por unos minutos. Vengo en otro momento". No hizo falta porque giró la llave y ella, que no es la propietaria, entró y realizó la venta.
Días después, me sucedió lo mismo en una oficina de correos. Sólo que, en esa ocasión, el trabajador se limitó a indicarme el cartel donde me informaba el horario.
Son muchos los ejemplos que demuestran que el ritmo y la actitud laboral del sector público es diferente al del privado. Tal vez sea de necios cuestionar la existencia del sector público. Dejar servicios como Correos, la Sanidad o la Educación en manos exclusivas del sector privado puede implicar que una buena parte de la población quede sin ellos.
En todo caso, los trabajadores y gestores de lo público deben asumir que es necesario incrementar sus rendimientos o, por lo menos, asumir una cierta fiscalización de la sociedad de la que se alimentan vía impuestos y gracias al monopolio de la violencia que concedemos al Estado.
Tal vez la crisis sea el momento adecuado para examinar si el funcionamiento y rendimientos de esas actividades son las adecuadas; si es necesario abrir más campos a los gestores privados con una supervisión y fiscalización.
Es un debate complejo, apasionante y, creo, necesario. Más allá de pagas extraordinaria.
¿Sera coña? ¿no?
ResponderEliminarTrabajo en el sector público y a diario atiendo a usuarios antes y después del horario de atención al público, a diario suprimo mis 20 minutos de descanso para atender a más usuarios y casi a diario prolongo la jornada laboral sin recibir un céntimo.
Ayer mismo hubo concentraciones para defender lo público a las 11:30 a.m., evidentemente no pude ir a esa concentración por estar defendiendo lo público...trabajando.
y Virgencita, virgencita...
No es coña, es que es tonto, pero tonto, tonto, tonto, tonto, tonto, tonto, elevado a la enésima impotencia.
ResponderEliminarPues yo creo que tiene razón. Y eso lo sabemos todos los que trabajamos en la empresa privada y sufrimos el estricto, y en muchos casos, bajo ritmo de trabajo de los funcionarios.
ResponderEliminarHabrá excepciones, no digo que no, pero la mayoría va por el libro, e incluso menos (aquí incluyo personal de ayuntamientos, patronatos y oficinas administrativas).
Ahora mismo hay un puñado de funcionarios del cuerpo de bomberos de la Generalitat y del Gobierno Aragonés tocándose los huevos y tomándose un cafelito en los montes cercanos a Figueras suspirando porque den las ocho para poder irse a casita y dejar la extinción en manos de los muy currantes de la empresa privada.
EliminarCh, tienes razón en cuanto que generalizar implica un riesgo en el que, ciertamente, caigo. Posiblemente, su sector sea en el que se producen casos de eficacia y eficiencia probada; también de aspectos que no se darían en el sector privado, como utilizar de forma sistemática suministros de la empresa para intereses propios o desviar negocio a otra compañía.
ResponderEliminarComo acabo de escribir, generalizar siempre tiene riesgos y en un ente tan grande como la administración es un jardín donde hay que meterse con tiento porque hay cosas que se deben corregir.
Hace una semana, hablando con un profesor universitario me comentaba que en julio iría a un centro privado a cerrar un proyecto. Él trabaja en una universidad pública y me comentaba como "en la privada, te aprietan de verdad. En julio todo el mundo trabajo".
Yendo a su pregunta inicial, maestro, no es que sea coña, pero es un tema para el debate.
Aquí Fernando del Busto reconociendo que Ch tiene un poco de razón y lanzándole una pedrada asegurando que no sólo roba las medicinas sino que las vende en el mercado negro y que envía a los pacientes griposos a operarse del riñón a la clínica privada de su hermano, primo o amigo.
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