Vamos de dictaduras, como la del número, que declara desierto, una vez más, el San Pancracio. ¡¡Qué se le va a hacer!! Si son las normas que hemos fijado, con ellas jugaremos. Y, de paso, aquellos que tengan el galardón, pueden sacarle más lustre, habida cuenta de que cada vez es más difícil aumentar la nómina.
Y seguimos con la dictadura del tiempo, la que uno sufre en carne propia y le lleva, de tarde en tarde, a estas islas dejando por el camino unos cuantos apuntes que le hubiera gustado escribir.
En fin, así es la vida. Y así se la voy contando.
De la demagogia del PSOE al totalitarismo de Luis Bernardino Moro a la dictadura del San Pancracio al fascismo de todos los que no piensan como tú. Estás que te sales.
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