El inicio de una historia

Lo que voy a escribir a continuación es algo estrictamente personal, nace de mi experiencia personal como escritor. No sé si a otras personas les pasa algo similar o no. Lo escribo con intención de compartir, no de sentar cátedra.

De todos los momentos de la creación, me refiero al momento en el que surge la historia, la chispa de creatividad que da pie a levantar un mundo o construir una torre de marfil. 

No sé donde se encuentra, pero sé que puede saltar en cualquier momento. Es cierto que uno, cuando más escribe o más lee, tiene el músculo más entrenado y la sensibilidad a flor de piel, reclamando nuevos estímulos. Pero si lleva un tiempo alejado del escritorio, al margen de las causas últimas,  también puede aparecer ese brillo.

Puede ser cualquier cosa: una canción, una imagen, una frase, una idea... Y, a partir de ahí, se siente la necesidad de crear, de dar vida a frases, a jugar con las palabras para moldear unas páginas a partir de esa idea inicial. Al final, el resultado puede ser el buscado. O no, pero uno ya ha disfrutado de la experiencia creadora.