De todas las mentiras con las que nos bombardea el mercado, ese ser misterioso y desconocido culpable de todos nuestros males, unas de mis preferidas son las ofertas de descuentos para cambiar de compañía.
No sé vuestro caso, pero en mi barrio, en las últimas semanas, entre cambio y cambio de pañal, nos ofrecen todo tipo de promociones para cambiar de compañía de suministro de electricidad y gas. Una de las últimas me aseguraba un 30% de descuento durante un año en la tarifa básica del gas y un 10% en la luz, aunque supongo que querrían decir electricidad. Y los comerciales lo decían con tanta convicción que parecía que pagaban ellos el descuento.
Así que cogí los papeles. En la letra pequeña encontré un pero. El descuento se hacía previo contrato de unos servicios de mantenimiento que también ofrece mi compañía, pero que no he contratado. El caso es que esos servicios en mi compañía tienen un coste de 5,46 euros al mes, mientras que la oferta de descuento de vértigo me cobra por algo parecido 9,92 al mes, en ambos casos sin IVA. Pero claro, si contrato ese servicio a la empresa que actualmente me suministra, ésta me ofrece un descuento en el precio de la factura. Así que vuelvo a tirar de calculadora cuando llego a las cifras finales, IVA incluido: por lo que actualmente pagaría 101,31 euros, la oferta del 30% de descuento me saldría por 112,73 euros.
Aunque, es cierto, que los 101,31 euros, IVA incluido, no es la cifra real, ya que debo aplicar un descuento de 6,30 euros por uno de esos programas de fidelización que, en la web de la nueva compañía, no encuentro por ninguna parte.
Seguramente que el mercado dirá que es culpa mía, que la calculadora es una comunista recalcitrante o llamará a mi abogado para amenazarle con un proceso judicial.
Así que cogí los papeles. En la letra pequeña encontré un pero. El descuento se hacía previo contrato de unos servicios de mantenimiento que también ofrece mi compañía, pero que no he contratado. El caso es que esos servicios en mi compañía tienen un coste de 5,46 euros al mes, mientras que la oferta de descuento de vértigo me cobra por algo parecido 9,92 al mes, en ambos casos sin IVA. Pero claro, si contrato ese servicio a la empresa que actualmente me suministra, ésta me ofrece un descuento en el precio de la factura. Así que vuelvo a tirar de calculadora cuando llego a las cifras finales, IVA incluido: por lo que actualmente pagaría 101,31 euros, la oferta del 30% de descuento me saldría por 112,73 euros.
Aunque, es cierto, que los 101,31 euros, IVA incluido, no es la cifra real, ya que debo aplicar un descuento de 6,30 euros por uno de esos programas de fidelización que, en la web de la nueva compañía, no encuentro por ninguna parte.
Seguramente que el mercado dirá que es culpa mía, que la calculadora es una comunista recalcitrante o llamará a mi abogado para amenazarle con un proceso judicial.
Con tanto ajetreo que te traes y tanto cambio de pañal, ¿aún tienes tiempo para leer la letra pequeña de la hidroeléctrica?. Me viene bien ese dato porque a mi también me lo ha ofrecido Endesa y no lo he leído. tendré que ponerme a ello.
ResponderEliminarYa sabes, lo mejor para volver a coger el sueño es ponerte a hacer números. Por lo que leí, hay dos claves importantes. La primera es el coste de los servicios de asistencia que te obligan a contratar para beneficiarte de los máximos descuentos.
ResponderEliminarLa segunda clave es que el descuento nunca lo aplican sobre el consumo de gas/electricidad, sino sobre lo que pagamos por la conexión. Me parece que se llama potencia contratada. Recuerdo que la compañía que me realizaba la oferta tenía la misma tarifa para el gas, pero en la electricidad casi la triplicaba, con lo que, con el descuento, seguía siendo más caro.