Delicatessen Antonio, en la calle Jardines
Es suficiente una gran fotografía para fijarse en un escaparate del que se conoce la calidad de sus productos desde el primer día que se abrió, pero que siempre es igual. En cierta manera, se puede explicar como un árbol que, con las mismas ramas y hojas, compone paisajes diferentes en función de la luz y el viento.
Lo foto es un hito, el punto de atracción de la gran composición visual del escaparate. Un sencillo zapato de tacón con una gran carga emocional. Las copas que podemos llenar, los placeres a los que podemos emocionar.
Tan sólo suavizaría esos dos focos antes de entregarme a la invitación al placer que, de forma casual, encontré por las calles de Avilés.
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