domingo, 1 de noviembre de 2009

La nueva inquisición

En su nueva etapa, La Gaceta arranca destapando escándalos a diario. Una apuesta arriesgada peligrosa porque, por lo general, quien se escandaliza tanto sólo suele mirar a un lado. Habrá corrupción en el PSC, pero me sorprende la ausencia de referencias al conocido como Caso Fabrá o todo lo de Valencia y los trajecitos que Camps dice que se paga, pero que se lo regalan. Unos méritos obligan a otros.
Uno, sin embargo, quería escribir de otra cosa, de un peligro inherente a la denuncitis, como es que caer en posiciones inquisitoriales. El ejemplo más claro es la denuncia de un cena de un alto cargo de UGT en el restaurante El Bulli, donde se gastó 300 euros. En la noticia, se lee algo de información (el nombre y el gasto de la factura), bastante de opinión (qué vergüenza que un sindicalero vaya a un sitio de ricos) y falta un dato clave: saber si ese señor estuvo allí con su tarjeta privada, gastándose su dinero o a costa del sindicato. Lo segundo sería, desde luego, denunciable. No parece un ejemplo de austeridad en unos momentos tan difíciles. Pero, si vamos a la primera posibilidad (una cena privada), ¿con qué derecho se monta tal escándalo? ¿No se crea una nueva inquisición? ¿Dónde está la responsabilidad de los medios de comunicación? ¿Dónde está la sociedad crítica que protesta ante esta manipulación? No la escucho, su voz me la tapan las dos hinchadas que me hielan el corazón.

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