No entra la luz. Se ha roto cualquier diálogo con el exterior. Las plantas se mueren, no hay lugar para la vida. No se ven sombras. Imposible imaginar lo que sucede. Ni se oyen gritos.
La madera se levanta como un muro contundente. Separa dos mundos que próximos, se encuentran lejanos.
Es la inquietud de las ventanas cerradas.
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