domingo, 1 de febrero de 2009

Esperando la sentencia

El reciente fallo del Tribunal Supremo sobre Educación para la Ciudadanía ha disparado la oleada de comentarios que reducen la polémica a un intento cerril de la extrema derecha y movimientos ultraconservadores liderados por la Iglesia para frenar el avance de España. El simplismo zapateril se ha agarrado a la decisión con la desesperación del naufrago que recibe un salvavidas sólo que, en el caso socialista, la crisis económica es un mar mucho más turbulento.
Ya conocemos el veredicto, pero queda por redactar la sentencia y, lo realmente importante, es que apunta en la dirección defendida por muchos que ahora somos calificados por ultraconservadores y, desde luego, por la Iglesia.
El alto tribunal mantiene que no se puede objetar a la asignatura, pues equivaldría a abrir la puerta a la objeción a las Matemáticas, Ciencias Naturales o Literatura. Pero todo apunta que sí permite el rechazo de valores morales que Educación para la Ciudadanía pretende colar en las familias españolas. Ahí está la verdadera batalla. Nadie puede rechazar que se enseñe a los jóvenes la Constitución o normas del tráfico, algunos de los puntos que recoge la asignatura. Pero sí conceptos morales.
La cuestión no es baladí. Se encuentra en juego la libertad de la sociedad, la idea de la libertad. Frente a la idea de quienes piensan que el Estado debe ser el gran leviatán que ordene y planifique la vida la formación, estamos quienes defendemos la libertad de las familias. La persona es el objeto de la soberanía, el Estado no es soberano, sino un servidor de las personas. Ahí se encuentra el verdadero conflicto que aún no se ha terminado.

6 comentarios:

  1. "Nadie puede rechazar que se enseñe a los jóvenes la Constitución o normas del tráfico, algunos de los puntos que recoge la asignatura. Pero sí conceptos morales."

    Luego...

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  2. Luego ¿qué?... Annie, con el relativismo moral de Epc, por ejemplo, la bigamia sería aceptable. O la poligamia. Y, además, el que decide lo que es aceptable o no es el gobierno de turno. Y asume que España puede tener un presidente como José María Aznar. De hecho, ya lo tuvo. Cuando la libertad está en juego, es la libertad de todos. El asunto es muy serio

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  3. Así es, Fernando.
    Yo más que la libertad de las familias defiendo la libertad de los ciudadanos.

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  4. No iba por ahí la cosa.

    Quiero decir que si estamos de acuerdo en que no deben enseñarse conceptos morales -dando por no discutible que eso ocurra-, no sólo debemos estar en contra de la enseñanza de Educación para la Ciudadanía, ¿no?

    Lo de Aznar no lo he entendido. La historia es la que es, no es cuestión de que cada persona la quiera asumir o no. De la misma manera que muchas cosas de Aznar no me gustaban, hay muchas del actual que no me gustan. No sé cual es el problema.

    Bueno y aclarado el "luego..." y por aquello de jugar mezclando vuestros dos comentarios:

    ¿Si defendemos la libertad del ciudadano... cuál es el problema de que algunos ciudadanos opten por la bigamia o la poligamia?

    Por otro lado ¿Cuál es la duda de que es el gobierno de turno el que decide lo que la ley dice que es aceptable o no? En esto y en cualquier otra cosa, otra cuestión es que esto sea aconsejable -como se comprueba en educación donde cada Gobierno hace de las suyas y así no hay manera-. Hace unos años un Gobierno dijo que era aceptable el divorcio o que una mujer pudiese votar, lo cual significa que para los anteriores no lo era. Así ha ocurrido siempre y con todas las cosas, que nos guste particularmente o no ya es otra cosa.

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  5. Ya, Pedro pero al final es la misma libertad. Si las familias pierden su libertad, también los ciudadanos.
    Annie, te equivocas porque la cosa sí va por ahí. El problema de la dichosa asignatura no son las normas de Urbanidad, Seguridad Vial o sobre la Constitución sino ciertos principios morales y éticos (por ejemplo, un relativismo moral infumable) que ha dictado el gobierno. Este gobierno, pero en el futuro puede ser otro. Y ni uno ni otro deben marcar los criterios morales. Cada uno debe pensar como quiera y respetar a los demás. Ahí está el quid de la cuestión y si no te has dado cuenta es que no te has enterado de nada.

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  6. Lo siento, pero estoy perdida del todo.

    Lo de que cada uno pueda pensar como quiera y respetar a los demás me parece acertadísimo, lo comparto totalmente y así me gustaría que fuera.

    Luego, como ya intenté explicar antes, significa que no debe aceptarse ningún tipo de adoctrinamiento moral, que nadie puede entrar a oponerse si un hombre o una mujer decide vivir en poligamia -nos guste o no-, si la homosexualidad es esto o aquello o si alguien decide contratar un autobús para exponer unas ideas contrarias a las tuyas.

    Es más, si se acepta esa primera idea, queda fuera de lugar valorar algo como "relativismo moral infumable".

    La cuestión está en que sí existe un adoctrinamiento moral, que se considera el correcto, que se considera en exclusividad y se ataca todo lo que se aparta de él, como la homosexualidad o la expresión libre de una idea que la ponga en duda, por no irnos más lejos y citar sólo un par de temas recientes. Y escribo "ataca", no que se exprese el desacuerdo, lo cual me parecería muy bien.

    Y vuelvo a decir: las mismas personas no pueden a la vez negar la asignatura de Educación para la ciudadanía bajo el razonamiento del "adoctrinamiento moral" y, por el contrario, defender la asignatura de religión católica en los colegios. Es un absurdo.

    A eso me refería con mi primera entrada.

    Conste que por lo que he leído de EpC, hay cosas que me gustan y otras no, pero esa no era la cuestión que planteaba, sino la contradicción en los motivos que supuestamente fundamentan la negativa.

    Voy a ver si me leo cosas de forma completa para poder entrar al detalle.

    Ale, ya no entro más en este post, que menudos ladrillazos. :-)

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