Con el amargo sabor de la sentencia judicial que concede impunidad a la mentira y la difamación, arrancan unas líneas para analizar el primer año de gestión del gobierno municipal. Mi primera impresión es que se han sumado dos elementos que les pueden resultar letales, en términos electorales. El efecto Niemeyer ha desbordado al equipo de gobierno, que se pasan más tiempo hablando de un centro donde el Ayuntamiento es poco menos que un convidado de piedra a pesar de sus efectos positivos en la ciudad. La luz que proyecta les ha cegado hasta el punto que en cualquier conversación en la calle se suele rematar con un "estos sólo piensan en el Niemeyer". Ya flota en el ambiente esa idea, de un gobierno que se olvida de la ciudad y de los problemas de la gente para pensar en el complejo cultural.
Y, mientras tanto, la gestión del Ayuntamiento sin conocerse. En parte, porque el pilivalerismo empieza a pagar la factura de dejar la comunicación en manos de un inútil cuyo mayor logro hasta la fecha es haber dejado en buen lugar a su antecesora en el cargo. En otra parte porque existe una gestión que no se entiende. Por ejemplo, se ficha a un director general pero la alcaldesa sigue atrapada en la red burocrática del Ayuntamiento, sin explotar sus bazas como el gancho que tiene con la gente.
En este año, hay concejalías que han cumplido bien con su trabajo, incluso muy bien. Luis Ramón Fernández Huerga está entre los mejores y la puesta en marcha del plan de control de accesos o los premios a la limpieza de la ciudad lo demuestran. Aunque, de nuevo, la insuficiente política de comunicación hace que no llegue a la ciudad. Otras concejalías se encuentran desaparecidas en combate (¿qué fue de Yolanda Alonso en plena crisis de Atención Primaria, ella que presumía de los Centros de Salud que se iban a abrir) y algunas, las menos (sólo Marquínez e Iñarrea) se entregan a un trabajo oscuro y callado que dará sus frutos a medio y largo plazo. Que el Pabellón de Exposiciones de La Magdalena se encuentre listo para agosto dentro del calendario previsto se debe, entre otros méritos, a las muchas horas de trabajo de Marquínez.
Un espacio destacado se merece la primera crisis del gobierno. La responsable de un área importante del gobierno se marcha al recibir una interesante oferta de trabajo y quemada por el puenteo al que la sometía la propia alcaldesa. Una crisis de gobierno sin cerrar dos semanas después de que Aida Rodríguez dimitiese y seis meses después de que avisase de sus intenciones si no se producía un cambio. Unos plazos que demuestran una increíble sangre fría de Pilar Varela, un pasotismo alucinante o bien que esas políticas no son tan importantes para ellos como dicen. También puede ser un problema de falta de competencia e incapacidad para gestionar la crisis, que todo puede ser.
Con todo esto, uno daría un aprobado raspado al gobierno en su primer año, por no ser malo, pero con tendencia al suspenso.
La misma nota que le concede a los dos ediles de IU. Rañón perdido en su doble papel de concejal de la Nada y opositor a su gobierno local y al autonómico y la discreta concejala de Bienestar Social que paga en sus carnes la incompetencia comunicativa del gobierno.
No mucho más apuntaría al Partido Popular. Se cepillaron al portavoz a la primera de cambio y tratan de modificar su discurso con la incertidumbre que provoca no saber quién será el candidato en el próximo mandato. Tienen el reto de rehabilitar su casa antes de gobernar la de todos.
En este escenario, los únicos que logran buena nota son los chicos de ASIA. Y no porque me gusten, que siguen sin gustarme nada, pero debo reconocer que están cumpliendo lo que prometieron en política. Esa dosis de populismo pactista que les le lleva a devorar periódicos y mantenerse a la expectativa, para terror del Partido Popular.
Esperemos que todo esto mejore, aunque tiene visos de empeorar.
Y, mientras tanto, la gestión del Ayuntamiento sin conocerse. En parte, porque el pilivalerismo empieza a pagar la factura de dejar la comunicación en manos de un inútil cuyo mayor logro hasta la fecha es haber dejado en buen lugar a su antecesora en el cargo. En otra parte porque existe una gestión que no se entiende. Por ejemplo, se ficha a un director general pero la alcaldesa sigue atrapada en la red burocrática del Ayuntamiento, sin explotar sus bazas como el gancho que tiene con la gente.
En este año, hay concejalías que han cumplido bien con su trabajo, incluso muy bien. Luis Ramón Fernández Huerga está entre los mejores y la puesta en marcha del plan de control de accesos o los premios a la limpieza de la ciudad lo demuestran. Aunque, de nuevo, la insuficiente política de comunicación hace que no llegue a la ciudad. Otras concejalías se encuentran desaparecidas en combate (¿qué fue de Yolanda Alonso en plena crisis de Atención Primaria, ella que presumía de los Centros de Salud que se iban a abrir) y algunas, las menos (sólo Marquínez e Iñarrea) se entregan a un trabajo oscuro y callado que dará sus frutos a medio y largo plazo. Que el Pabellón de Exposiciones de La Magdalena se encuentre listo para agosto dentro del calendario previsto se debe, entre otros méritos, a las muchas horas de trabajo de Marquínez.
Un espacio destacado se merece la primera crisis del gobierno. La responsable de un área importante del gobierno se marcha al recibir una interesante oferta de trabajo y quemada por el puenteo al que la sometía la propia alcaldesa. Una crisis de gobierno sin cerrar dos semanas después de que Aida Rodríguez dimitiese y seis meses después de que avisase de sus intenciones si no se producía un cambio. Unos plazos que demuestran una increíble sangre fría de Pilar Varela, un pasotismo alucinante o bien que esas políticas no son tan importantes para ellos como dicen. También puede ser un problema de falta de competencia e incapacidad para gestionar la crisis, que todo puede ser.
Con todo esto, uno daría un aprobado raspado al gobierno en su primer año, por no ser malo, pero con tendencia al suspenso.
La misma nota que le concede a los dos ediles de IU. Rañón perdido en su doble papel de concejal de la Nada y opositor a su gobierno local y al autonómico y la discreta concejala de Bienestar Social que paga en sus carnes la incompetencia comunicativa del gobierno.
No mucho más apuntaría al Partido Popular. Se cepillaron al portavoz a la primera de cambio y tratan de modificar su discurso con la incertidumbre que provoca no saber quién será el candidato en el próximo mandato. Tienen el reto de rehabilitar su casa antes de gobernar la de todos.
En este escenario, los únicos que logran buena nota son los chicos de ASIA. Y no porque me gusten, que siguen sin gustarme nada, pero debo reconocer que están cumpliendo lo que prometieron en política. Esa dosis de populismo pactista que les le lleva a devorar periódicos y mantenerse a la expectativa, para terror del Partido Popular.
Esperemos que todo esto mejore, aunque tiene visos de empeorar.
Un buen analisís, pero faltan comentarios sobre más concejales del equipo de gobierno....y es en el fondo tu te cuidas
ResponderEliminarCreo que te quedas corto, Fernando.
ResponderEliminarYo lo que me planteo es si hoy en día hacen falta ayuntamientos en pueblos como Avilés (no digamos ya en los más pequeños).
Con un gobierno regional y cuatro o cinco ayuntamientos supracomarcales con buenos concejales en cada uno bastaría.
Claro está que tendrían que trabajar todos y dejarse de pamplinas.
Analisis un poco simplon y sin profundidad. Yo creo que realmente lo que te interesa es el puesto de jefe de prensa del Ayuntamiento se te ve mucho el plumero .A Pilar hay que dejarle un poco mas de tiempo para una opinion mas seria, pero de momento,quiere mas a los ciudadanos y a la ciudad que Santiago
ResponderEliminarIbas bien hasta q mentaste a Huerga. Por dios q las bicicletas se han hecho más de rogar q la obra del Escorial y los bolardos tenían q haberse puesto en marcha hace seis meses.
ResponderEliminarY se puede saber en q parte del programa de AsIA se decía q iban a decir q sí a todo lo q propusiese el PSOE? Por Dios q por una vez, y sin q sirva de precedente, Tino tiene razón.
Eso sí, en lo del amigo jefe de comunicación: chapó
¿y quiere más a la ciudad por...?
ResponderEliminarPuestos a no ser simplones, anónimo, imaginemos que Fernando hiciera esta crítica con la intención de ser jefe de prensa del Ayuntamiento, ¿hay algo en eso que invalide lo que ha escrito? Resulta una costumbre bastante extendida y, también, bastante absurda, atacar en lo personal en lugar de rebatir las ideas, si piensas que no las de Fernando no son acertadas, rebátelas y todos aprenderemos algo.
Seguro que si se esperase a que Pilar Varela dejase de ser alcaldesa se podría hacer una valoración más acertada, completa, pero de ahí a decir que un año no es tiempo suficiente para una primera aproximación creo que es un tanto excesivo.
Y estoy con Chema, es una evidencia que Asturias -con una población similar a Vallecas, aunque no sea el único dato a tener en cuenta- no necesita de tanta infraestructura política. Bastaría con mantener los centros administrativos -y redefinirlos,claro- y reunir los territorios en un puñadito de grandes ayuntamientos. ¿De verdad es imprescindible un ayuntamiento de Illas o de Gozón, por citar algunos cercanos?
Claro que en la zona centro estarían Oviedo, Gijón y Avilés, a ver quién le pone el cascabel al gato...
Chema, no estoy de acuerdo contigo y la concentración de administración no implica una mayor eficacia y eficiencia. La subsidiaridad bien entendida es un principio muy interesante.
ResponderEliminarFlor de Loto, es cierto que la movida de las bicicletas fue muy lenta, pero en el tema de los bolardos, tanto por su complejidad como en la gestión que se hizo para facilitar el acceso a las tarjetas, creo que se merece un diez.
Annie, gracias por tus frases, pero no pierdas el tiempo contestando a los anónimos. Es cierto que el gobierno necesita más tiempo, pero siempre se puede opinar sobre un año de gestión.
Sobran cargos, burocracia y tontería.
ResponderEliminarEso en toda la "cosa pública".
“En este escenario, los únicos que logran buena nota son los chicos de ASIA. Y no porque me gusten, que siguen sin gustarme nada, pero debo reconocer que están cumpliendo lo que prometieron en política. Esa dosis de populismo pactista que les le lleva a devorar periódicos y mantenerse a la expectativa, para terror del Partido Popular.”
ResponderEliminarUn pucelano me dijo en cierta ocasión: lo mejor es no conocer a los monstruos. Venía a cuento de la desilusión personal con cierto escritor, cuyo nombre me callo y muy conocido en Gijón. El ejemplo sirve para el chico de ASIA: D. Miguel Angel Villalba Menéndez, dejando plantados a 30 vecinos en una reunión concertada con y por él. Su agenda, tan repleta, que no avisó a nadie. Ya no importaba que el Ayuntamiento de Avilés “estuviera cometiendo una fechoría”. Fechoría decía. No, ya no tenían importancia los problemas de los ciudadanos; si había que compartir foto con los señores del PP.
Seguro que lo están haciendo bien Fernando. Si usted lo dice, no lo dudo. Ahora, ni con la borrachera de ayer de Puyol pienso votarlos.
Pd- M.A.
ResponderEliminar"...no estoy de acuerdo contigo y la concentración de administración no implica una mayor eficacia y eficiencia"
ResponderEliminarSupongo que podrás demostrar que la dispersión de la administración si es más eficaz y eficiente.
Si no es así tu argumento se queda cojo.
Fernando, el amigo Chema te ha pillado de lleno.
ResponderEliminarDe todas formas, es una cuestión bastante básica el que, dentro de unos términos, la simplificación de "burocracia política" es más eficaz. Sin ir más lejos, los problemas que está surgiendo entre Castrillón y Avilés por la autovía -o lo que sea, que ya no recuerdo- no existirían.
Pero además, es que la lógica parece exigirlo. Según la Wikipedia, la población de Illas en 2006 apenas supera los 1.000 habitantes, bien, pues para gobernar a una población tan reducida, nuestra organización actual necesita: un gobierno de la nación, uno autonómico y un ayuntamiento. Sólo entre las dos cámaras hay casi la misma población, pero es que, además, el ayuntamiento de Illas no ofrece a sus vecinos gran parte de los servicios que necesita: no hay un hospital, no hay una oficina de Hacienda, en pleno siglo XXI se están en proceso de una biblioteca, etc. Si realmente los servicios que necesitan los ciudadanos los está ofreciendo una entidad superior a la del ayuntamiento por pura necesidad funcional, que alguien me explique cual es el inconveniente en que esa entidad superior lo asuma todo.
Por seguir con el ejemplo, los ciudadanos de Illas sólo creen que viven allí, pero realmente viven en Castrillón o en Avilés, aunque ellos no se den cuenta. Así hay decenas de ayuntamientos en toda España y de igual forma que la eficacía podría exigir que una gran población se dividiese en dos ayuntamientos para una mejor gestión, existen otras que cada día tienen menos sentido.
M.A, tu firma post-apunte te honra. Yo, como tú, sigo sin pensar votar a ASIA, pero me parece que su gestión y comportamiento es el que prometieron.
ResponderEliminarMe halaga la exigencia de Annie y Chema, que plantean rigurosas argumentaciones. En otras regiones, se ha intentando la concentración administrativa. En Cataluña se aprobó la denominada Ley Roca para reducir el número de ayuntamientos. Y se incrementó. De hecho, en muchas grandes ciudades, como París, no existe un único ayuntamiento sino diferentes ayuntamientos, distritos con una capacidad de gestión muy grande.
En el caso de Illas, u otros ayuntamientos pequeños, por mucho que fusionaras el concejo con otros municipios, seguirías necesitando una oficina para atender a los vecinos. Más o menos los gastos que hay ahora, porque el dinero que dedica ese ayuntamiento a los cargos públicos es mínimo. De hecho, el alcalde disfruta de una liberación que le paga Izquierda Unida por sus responsabilidades en la organización.