La fuente no es muy fiable: The Sun, prensa sensacionalista británica. Pero la gracia del asunto, sea o no verdad, hace que todo el mundo lo asuma como casi cierto. Supongo que, a estas alturas, mis amigos lectores ya saben que escribo sobre los intentos de Nicolás Sarkozy por crecer seis centímetros y que no exista tanta diferencia con su mujer, Carla Bruni, más alta que él. Aseguran los comentarios que Bruni evita los tacones, que convertiría a Sarko en una especie de botillo andante, y, a su lado, usa francesitas. Lo cual demuestra la inteligencia gala para no dar puntada sin hilo y promocionar productos nacionales como elemento para la estabilidad marital.
Nicolás, a falta de fotochop que lo estire como antaño eliminó michelines, procura caminar siempre un par de pasos delante de ella para que el efecto óptico reduzca la distancia. O posar siempre agarrados, sentados, donde no se sabe si es alto o bajo; de izquierdas o de derechas, que de todo hay en la pareja.
Uno se pregunta si el problema real de Sarkozy es más de longitud que de altitud, porque, supongo, que al conocer a la que hoy es su señora, don Nicolás ya se habría medido alguna vez y sabría de la diferencia. O se daría cuenta a simple vista o en un baile romántico a la orilla del Sena. No deja de ser inquietante que el jefe de Estado de un país con armas nucleares, potencia militar y neocolonial, en vez de preocuparse por las cosas que le dan de comer, ande liado con el metro. Y, sí ya lo sé, recuerdo que al principio escribí que la fuente no es muy fiable. Lo cual alimenta más mi inquietud: todos asumimos que es creíble, sea o no cierto.
Sarkozy no tiene mayor problema en subirse a una caja cuando le hacen fotos al lado de uno más alto.
ResponderEliminar¿¿Una caja con Bruni?? Será de Don Perignon, de lo contrario,que poco glamour... Bienvenido, Pedrowesterman, y participa más veces.
ResponderEliminar