Me lo encontré por Sabugo. Si me lee alguien de fuera de Avilés se trata de un barrio del centro, repleto de cafeterías y donde suele salir la gente joven a tomar sus copas. Pero no era noche. El reloj marcaba eso de las 20.10 horas. Lo sé porque me fijé en la hora al ver su pinta. Tendría entre treinta y cuarenta años, más cercano a los cuarenta. Una buena barriga cervecera, sin afeitar, voz ronca, cascada por las juergas; cacharro en la mano y en la cabeza uno de esos gorritos hip-hoperos tan de modo, sólo que él lo llevaba medio fuera. Muy patético. En general vestía de joven, de joven veinteañero, pero ofreciendo la imagen patética de una persona con casi cuarenta primaveras y pasado de vuelta después de demasiadas noches en las barras de los bares.
Pero esa imagen de protofriqui no me asustó. El escalofrío lo sentía al escuchar su hoja de ruta: "Me voy a la Cuattro", anunciaba a sus compañeros de farra, alguno de ellos subido en un coche. Y, de nuevo explico a los ajenos a la realidad local, la Cuattro es una discoteca, una de las pocas discotecas que aún abren en Avilés y que, a esas horas, es destino de lo más joven de la ciudad, adolescentes y preadolescentes que se acercan, bailan, se meten mano en las esquinas oscuras y descubren el alcohol y los placeres del hachís. Y allí iba ese energúmeno.
Temblé de miedo al verlo llegar, acercarse a jovencitas o jovencitos y ofrecerles, Dios sabe qué, para ganarse su confianza. ¿Una raya de coca? ¿Tres o cuatro cacharros? ¿La promesa de una blusa en una tienda de moda? Y, después qué, un poco de sexo a cambio, un magreo en el coche, una virginidad perdida en su piso de soltero y más batallas para contar en su trabajo.
¿Pero qué sociedad estamos creando?
Estimado tocayo, esa es la clave, la sociedad que estamos creando, o permitiendo que se cree, o lo que sea, al final será la sociedad en la que nuestros hijos tendrán que convivir, y la verdad, no pinta muy bien.
ResponderEliminarEl ejemplo que pones es perfecto, y enlazando con tus comentarios y los de Annie con respecto al lamentable episodio de Corvera, la responsabilidad más que nunca de la sociedad y su "decadencia" a todos los niveles, políticos, culturales y como no, sociales, es de los padres, de los ciudadanos, y tenemos que dejar de delegar en los educadores escolares, las autoridades, los políticos, ... debemos cargarnos la responsabilidad a la espalda y la culpa de los errores cometidos, si no al final pasa como en el panorama político actual, nadie tiene culpa ni responsabilidad de nada, todo dios se lava las manos de forma descarada.
Persón, pero yo no estoy creando esta sociedad. Es responsabilidad de los que castigan el esfuerzo y premian a los idiotas.
ResponderEliminarHombre, si es verdad que premia a los idiotas, o a los listos, según se vea y según Gustavo Bueno, pero castigar el esfuerzo, ... si lo dices por hacienda, estoy contigo.
ResponderEliminarPero al final la sociedad, en su concepto, es obra de todos, aquí no hay una grada en la que ver pasar la vida a modo de espectador, o si?
"aquí no hay una grada en la que ver pasar la vida a modo de espectador, o si?"
ResponderEliminarSeñor Del Busto, premio a la frase del mes no hay todavía, ¿verdad?
No, no hay una grada. Supongo que no soy el único que piensa que uno va por un lado y la sociedad va por otro. Eso es lo que quería decir.
ResponderEliminarChema, si está claro, tan solo me refería a que por mucho que se intente ir "por libre", sociológicamente hablando, es imposible.
ResponderEliminarY estoy contigo, yo intento ir por un lado distinto al de la sociedad, pero al final, quieras o no, la "sociedad" te busca, te encuentra y te pide cuentas, y tu te rebotas y dices, pero coño que yo paso de la sociedad, y ella te contesta, "la sociedad somos todos", así que a contribuir con tu esfuerzo.
Podrás ver que estoy con tu argumento inicial, "premia a los idiotas y castiga los esfuerzos", solo que al final contribuimos con nuestro esfuerzo, contribuimos a que se construya de forma indirecta, a eso me refería.
Pero, si ese personaje está identificado desde hace años en todas las generaciones...
ResponderEliminarFer, nuestra condena es construir siempre la misma sociedad, con sus mismos fenotipos y procederes.
A ver si ahora el pureta mangao va a ser exclusivo del siglo XXI.
K.
No puedo leer el blog tanto como quisiera, así que voy desfasada con las fechas, pero no quería dejara pasar la posibilidad de contestar a esta entrada.
ResponderEliminarLo siento Fer, pero te has pasado de moralista. si lo más criticable en una sociedad es un/a cuarenton/ona quemado/da con aliento de gin y nariz empolvada, me apunto a esa sociedad perfecta.
Como dice K. tipos como estos que estan entre los 40 y la muerte existieron y existirán ¿y qué?.
¿quién no ha tenido un rollete con un madurito/ta patético/ca?
La penitencia suelen ser una par de días de flagelación mental y a otra cosa.
Dentro de diez años hablamos y quizás alguno de nuestros amigos acabe llendose a la Cuattro. espero no ser uno de ellos, pero Fer no te pediré que me acompañes.
Hermana Baryturica, seguramente me habré pasado de moralista, pero es que es que no se trata que un chico,o chica, de 20 se acueste con una, o uno, de 40. Nuestro protagonista se dirigía a un lugar con gente más joven, yogurines de 16, 18 años y no creo que tengan la suficiente madurez para meterse en esos fregados.
ResponderEliminarY mira el Marsa antes de escribir,que luego me riñen a mí por las faltas de ortografía.
Dentro de diez años tan sólo aspiro a ser feliz con mi familia. Tal vez se la forma de cambiar las cosas de la sociedad que no me gustan.