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Era una de esas jornadas típicamente invernales de Asturias. La lluvia y el viento azotaban el coche. No había mucho tráfico, prácticamente circulaba solo por la autovía. Así que, en esa calma, con la única preocupación del agua y agarrar con firmeza el volante vi la inscripción. Una frase gigantesca sobre uno de los taludes de piedra que rodean la autovía. Estaba inglés y, por la velocidad, no puedo asegurar si era este verano nunca será olvidado o el verano nunca será olvidado.
También es posible que aludiese a otra estación, pero viviendo el inverno en ese momento no me parecía poético pensar en el presente.
Sí en el pasado. En ese verano de playa y paseos; el aire fresco de la noche, poder sentarse ante la costa para hablar, leer al aire libre.
El verano nunca será olvidado. Hasta que regrese y añoremos el invierno y sus pucheros, las botas altas y los caldos.
Así es la vida. Añoranza y presente; pasado y futuro. Les tengo que dejar, que veo tráfico.
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domingo, 15 de diciembre de 2019
El verano nunca será olvidado
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