Tal vez sea por su carácter popular, humilde, sencillo. El caso es que siempre he tenido la impresión de que el dulce de membrillo ha sido menospreciado, tratado como una curiosidad en los lineales de los supermercados y condenado a desaparecer.
Sin embargo, su nombre debe ser tratado siempre con respeto. Con cualquier tipo de queso ofrece combinaciones más que interesantes.
Y sólo es también un manjar cuando su elaboración ha sido artesana. Estos días estoy dando buena cuenta del dulce de membrillo elaborado en el Monasterio de Santa María de las Dueñas, en Alba de Tormes... Todo un placer.
Photo:http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Dulce_de_Membrillo.jpg
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