Uno piensa que existen pocos desayunos más españoles que el churro cuando, al primer submarino en chocolate, la harina frita le sale hablando en inglés, francés, portugués o con los diferentes acentos que enriquecen el español.
El churro es como una ONU gastronómica, presente en medio mundo mientras la otra mitad se prepara para descubrirlo.
Un agente de aduanas me comentó que nos sorprenderíamos de conocer cuantas churreras se exportan.
Sin embargo, cuando hablamos de churros, a un lo que le sorprende es despertarse y que la casa huela a ellos. O una merienda con chocolate, a media tarde, cuando el invierno reina tras las ventanas y nosotros nos entregamos a la mágica alquimia que se esconde detrás de cada churro.
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Un churro patatero es esta página.
ResponderEliminarPero qué previsible eres...
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