Pío Baroja aseguró que la democracia era la dictadura del número. Por esa razón, por los números que refleja la encuesta, no podemos proclamar lo que nos gustaría y que, por ello, dejamos en el titular, que el Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario de Avilés ganó el San Pancracio de agosto de 2011, galardón que queda
desierto.
La dictadura del número deja el premio desierto, igual que en otras ocasiones ha beneficiado a unas personas frente a otras. Pero no deja de ser un aplauso, un gesto de cariño cuando lo realmente importante es la labor que justifica la candidatura y que existe, con independencia del número, de los votos en blancos. En este caso, el trabajo de ETAC se encuentra ahí, en una ciudad orgullosa de que esa forma de trabajar luzca su nombre, de muchas familias más tranquilas por el apoyo recibido y de muchos enfermos que encuentran luz en medio de su padecimiento.
Y eso vale por muchos sanpancracios, más allá que un correo mandado por un tipo casi desconocido en la mayoría de los casos y en nombre de una bitácora tan insignificante como otros miles de blogs que siguen en la red por la felicidad que nos aporta a sus autores la escritura.
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