Anoche tuve una aparición en casa. Sería eso de las cuatro de la madrugada, cuando un fuerte olor a tabaco me despertó. ¡¡Un incendio!! pensé, pero no no. Al lado de mi casa, recostado en un sillón se encontraba Oscar Niemeyer fumando un puro.
-¿Qué hace usted aquí?
- Eo sou la proyezao astral do Óscar Niemeyer.
- Ni proyección astral ni leches, apague el cigarro, que nos va a intoxicar a toda la familia.
-Eo toi muy enfadao contiño. Non eres amable con O Centro Niemeyer. He veñido para enseñarte a sus contas, para que aprendas a contar. Como eo, que regalo y cobro.
-Venga, enseñe, enseñe y marche que quiero dormir.
-Estos europeos son unos desagradecidos. En fins, mira, los 100.000 visitantes son molto fáciles. Esto, llega una persona a la plaza e un visitante que a conoz la plaza; ainda visita sube la escalera de la torre, e dos visitantes; queda en el torre, tres visitantes; baixa a la plaza e ve algo, cuatro visitantes, entra en o bar, cinco visitantes; sale al baño, seis visitante, visita la cúpula, siete visitantes; va a información, ocho visitantes, visita o edificio múltple, nueve visitantes, entra en el auditorio, diez visitantes e si ve la exposición de la entrada, once visitantes. A ver si aprendes a contar, Nandiño, que non sabes. A persona que llega, non tiene que ver todo, así que cada cosa ve visite, é un visitantes. Boas noites, tengo que seguir enseñando por o globo.
Y se esfumó, desapareciendo con él el rastro del humo.
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