No es la primera vez que proclamo mi interés por los escaparates. Su creación va más allá de la mera exposición de productos comerciales y puede oscilar entre la narración de historias, la belleza o el mayor de los horterismos, pues cabe de todo.
En este caso, me interesa el escaparate en una dimensión más social, cuando refleja un sentimiento colectivo, una pasión ciudadana, el compromiso de ese comerciante con su ciudad, lo que en las grandes empresas se denomina responsabilidad social corporativa. Uno lo cree ver cuando esa ventana privilegiada se reserva para una actividad que guarda escasa relación, o ninguna, con la actividad comercial de ese comercio. Es decir, renuncia a la promoción, a la posibilidad de venta por sumarse a lo que en ese momento es una ilusión colectiva, de toda la ciudad.
Pensé todo eso después de ver el siguiente escaparate en el Centro Comercial El Atrio, en Avilés:
Mercería Cova, Avilés.
Abril 2011
Como se ve, se trata de la recreación de un paso de Semana Santa sobre el Bollo mantecado de pascua típico de estas fechas en Avilés. Es el regalo de los padrinos a sus ahijados. Y el que nos hacemos muchos ahijados cuyos padrinos nos cuidan desde el cielo.
Aquí otra perspectiva:
Ahí toda parte de la iconografía más tradicional de la Semana Santa, incluyendo la bandera española. Reconozco que algunos detalles (como esas caras o las flores) le conceden al escaparate un aire extraño, pero que no desentona habida cuenta de lo que uno se encuentra en las procesiones.
Lógicamente, este fenómeno no es único de Avilés. Hace unos meses, en Oviedo, en plena semana de los Premios Príncipe de Asturias, encontré el siguiente escaparate en Encuadernaciones Inclán:
Encuadernaciones Inclán, Oviedo.
Octubre de 2010
Como se ve todo un homenaje a una ceremonia de la que los ovetenses se encuentran muy orgullosos.
Toda una lección de sociología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario