viernes, 1 de octubre de 2010

Una victoria pírrica

Si tuviese que reducir en dos palabras el resultado de la huelga general, uno recurriría al título de este apunte: "Victoria pírrica". Es cierto que buena parte del país se paro y de forma mayoritaria en algunas regiones, como Asturias. Pero la impresión que existe es que se trató más de una coacción, de una forma de evitar males mayores y enfrentamientos que de un acto de protesta.
Me aseguran que en la manifestación de Oviedo, muchos manifestantes, los que acudían no sindicados y que, en bastantes casos, habían ido a trabajar por la mañana, rechazaban las pegatinas ofrecidas por los sindicatos. Era su forma de protestar ante las centrales.
A mí, el día de la huelga, tomando unas notas en Avilés, una apacible madre de familia me soltó: "Sindicalista de mierda, así defiendes a los trabajadores, tomando notas de las lunas que vas a romper". Menos mal que iba con su hijo en un carrito y que uno estaba trabajando...
De acuerdo, son anécdotas, pero no se comentaron después de la huelga contra Aznar o el 14-D, pero que reflejan un sentimiento generalizado hacia los sindicatos que, o bien corrigen, o les pasará factura.

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