Fue un día complicado. El puto ordenador no daba más que malas noticias. Comencé apostando por Telecinco y las acciones bajaron; confirmé mis pérdidas con esos soplos que me aconsejaban refugiarme en algún valor fuera del Ibex. Ni la banca me dio respiro. Otro día más de pérdidas. El asunto estaba complicado. Ya veía mi nombre en la próxima lista de despidos.
La única alegría era llegar a casa, el refugio del guerrero. Desde la carretera ya veía el piso, sus luces encendidas. E imaginé a mi señora, caminando por casa, en camisión, esperando. Me excité mucho, muchísmo. Dejé el coche en el garaje y salí corriendo. Subí corriendo las escaleras de dos en dos, de tres en tres. Sudaba deseo. Entré en casa. Oí que hablaba desde el dormitorio. "Buenas noches, cariño, ya he visto las noticias, menudo día más malo, ¿no?" "No me cuentes, no me cuentes" Fui al salón y encendí el cd. Toqué el play. Joe Cocker, agarré el mando a distancia del equipo de sonido. Subí hasta la habitación. Allí estaba ella, tumbada en la cama, con sus gafas de leer, mordiendo un lápiz. Tan hermosa, tan hermosa... Subí el volumen y comencé a desabrocharme la corbata. Sonrío. Seguí bailando, moviendo la pelvis, desnudándome lentamente... Hasta que tocaron a la puerta. Una vez, dos veces, tres veces. Ella miró el reloj: "Es la una de la mañana, baja la música". Le pasé el mando para seguir bailando y desnudándome.
Me acerqué a ella y comencé a besarle los pies, las piernas, a acariciarla, a desnudarla hasta que... Tocaron a la ventana. "Es el viento" Siguieron tocando. "Es un pájaro". Volvieron a picar, con insistencia. "Qué cojones será si estamos en un dupléx de un décimo piso". Siguieron tocando.
Me levanté y subí la persiana. Agarrado a la ventana con las dos manos encontré a un tipo que llevaba un papel entre los dientes. Golpeaba la ventana con la pierna. Miré a mi mujer que se tapaba con la sábana y me decía que ella no sabía nada, que era la primera sorprendida. Abrí la ventana y agarré el papel.
"Es la tasa de la SGAE por uso de música en espéctaculos privados, cinco euros por espectador o espectadora. Admito tarjetas de créditos. ¿Me deja entrar? Estoy un poco incómodo".
Yo cambiaría la línea diez.
ResponderEliminarPaula
En concreto suprimiría la novena palabra de esa línea.
ResponderEliminarPaula
plas,plas,plas, buenisimo Fer. Estaba leyéndolo aquí con Raquel y pensábamos "eh, a Fer se le ha ido la pinza, describe como hace el amor con su señora," pero claro no nos cuadraba la coyuntura. Muy bueno.
ResponderEliminarPor cierto Fer, ¿sabes algo del rumor que se oye a voces de que la SGAE quiere cobrar 20 céntimos de euro por cada libro que se presta en las bibliotecas públicas?
ResponderEliminarPaula: ; Es que no entiendo nada. ¿Corriendo?
ResponderEliminarMar: ¡¡menos mal que lo has entendido bien! Lo del canon de las bibliotecas tiene mala pinta. Se trata de una directiva de la UE sobre derechos de autor. La legislación de España recogía el pago de un canon por préstamo en las bibliotecas (obligatorio en toda la UE) pero con tantas excepciones que en la Comisión Europea se mosquearon y denunciaron a España ante el Tribunal Superior de Justicia Europea. España perdió y tiene que cambiar la norma. Si no lo hace, deberá pagar una multa. Así está el asunto. Otra cosa es que entidad gestionará los derechos de autor
Resumen de la línea diez
ResponderEliminar"...salí corriendo. Subí corriendo..."
Por mucho que te espere tu señora, parecen demasiadas corridas.
Paula
Paula, eso son dos palabras, no una ;)
ResponderEliminarY no confundas al personaje con el autor.