En su momento, el estreno de Emmanuelle fue todo un escándalo, uno de esos signos de la depravación de los tiempo que los apocalípticos suelen encontrar cada semana.
Más allá de algunas fotografías, nunca había visto la película hasta que el otro día vi unos minutos en uno de los canales de Telecable. Por lo que leí en la Wikipedia, no es sustancial sobre la película, pero si me llamó la atención varias cosas.
Sus conversaciones sobre sexo resultan pueriles al lado de lo que se puede escuchar en muchos programas de televisión, incluyendo el horario infantil. Aparecen mujeres desnudas, con senos pompidu y sin descubrir la depilación brasileña. Hoy en día, escandalizarse ante un cuerpo desnudo puede ser motivo de preocupación sobre la salud mental del escandalizado. Y sexo, secuencias abiertamente sexuales aunque, comparándolo con el cine pornográfico actual, se entiende el calificado de soft-erotic que se concede a Emmanuelle.
Y, al final, las película nos permite comprobar lo mucho que ha cambiado nuestra sociedad, cómo se ha abierto en todos los sentidos.
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