Andan este año recuperando la figura de Gaspar García Laviana, el sacerdote asturiano que murió como guerrillero luchando contra la dictadura de Somoza en Nicaragua. Un documental de la TPA y un foro de sacerdotes en Asturias alimentan el interés por su figura.
Acercarse a él es un ejercicio ciertamente interesante para todos los católicos. García Laviana vivió la radicalidad del Evangelio hasta el punto de colgar los hábitos y convertirse en guerrillero. Somoza representa, sin duda, uno de los rotros de la infamia a la que es tan dada nuestra humanidad. Convirtió a Nicaragua en su finca particular, alimento la corrupción y la maldad. No cabe duda de ello. Sin embargo, ¿un cristiano debe levantarse en armas contra la opresión, contra la injusticia?
En ese punto, la figura de García Laviana es víctima de su humanidad, por querer ser justo se convierte en injusto, pierde su estatura moral. En ese sentido, prefiero la figura de Monseñor Óscar Romero, un Tomás Becket contemporáneo, martirizado en el altar por su denuncia del mal gobierno, de su corrupción y violencia. En Romero encuentro el itinerario de un santo, como el de Joseph Midszenty, arzobispo de Budapest, perseguido por nazis y comunistas. Laviana, sin embargo, nos ofrece las limitaciones de nuestra humanidad. Las contradicciones propias de quien, por ejemplo, se avergüenza de Occidente pero es incapaz de ir a misiones en el Tercer Mundo.
Acercarse a él es un ejercicio ciertamente interesante para todos los católicos. García Laviana vivió la radicalidad del Evangelio hasta el punto de colgar los hábitos y convertirse en guerrillero. Somoza representa, sin duda, uno de los rotros de la infamia a la que es tan dada nuestra humanidad. Convirtió a Nicaragua en su finca particular, alimento la corrupción y la maldad. No cabe duda de ello. Sin embargo, ¿un cristiano debe levantarse en armas contra la opresión, contra la injusticia?
En ese punto, la figura de García Laviana es víctima de su humanidad, por querer ser justo se convierte en injusto, pierde su estatura moral. En ese sentido, prefiero la figura de Monseñor Óscar Romero, un Tomás Becket contemporáneo, martirizado en el altar por su denuncia del mal gobierno, de su corrupción y violencia. En Romero encuentro el itinerario de un santo, como el de Joseph Midszenty, arzobispo de Budapest, perseguido por nazis y comunistas. Laviana, sin embargo, nos ofrece las limitaciones de nuestra humanidad. Las contradicciones propias de quien, por ejemplo, se avergüenza de Occidente pero es incapaz de ir a misiones en el Tercer Mundo.
Primeras fotos del Niemeyer de PVC en Westerman.
ResponderEliminarPor fin he entendido lo de la aldea global.
ResponderEliminarCualquiera con una cámara y un ordenador puede hacer lo que no han hecho a estas horas "La Nueva", "El Comercio-La Voz de Avilés", ni "La Voz de asturia"
Pásate por El comercio digital y deberás, como mínimo, pedir disculpas.
ResponderEliminarPues no las pido.
ResponderEliminarCuando las había colgado no estaban en El Comercio Digital (veo que la noticia tiene hora de 21:22hs y yo las colgué a las 20:00 hs. por mi reloj).
Tampoco se trata de una competición, es solo que me parecía curioso que las colgase una persona con su cámara que una web de un periódico asturiano.
Creo que Annie puede apoyar mi afirmación.
Tranqui, que yo no pido que me presente disculpas.
Un saludo y tan amigos (como mínimo).
(Como se pone la gente, en fin).
La Iglesia Católica tiene muchas contradicciones y los curas muchas más. Como lo del obispo francés que niega el Holocasto y el Papa de turno (alemán) va y dice que es una opinión personal. Lamentable
ResponderEliminarPues sí, no sé en La Voz de Asturias, pero en La voz de Avilés y La Nueva España aún no estaban, me pasé por ellas unos segundos antes de subir la foto del doctor Westerman, a eso de las ocho y cuarto o así para asegurarme de no meter la pata en el texto.
ResponderEliminarGracias, Annie.
ResponderEliminarUn saludo, Fernando (como mínimo).
Ése es un tema muy peliagudo que daría para muchas horas de debate sin llegar a ningún sitio, seguramente. En el tema de las creencias, no hay verdades absolutas. ¿Las hay en alguno?
ResponderEliminarcomo el pájaro espino, ninguno
ResponderEliminarPedro, te pido discuplas porque he sido muy vehemente en mi afirmación. Te todos modos, las galerias del hinchado y deshinchado del periódico fueron más completas y de más calidad que las tuyas.
ResponderEliminarDiscrepo de Daniel. No creo que la Iglesia tenga muchas contradiciones o no más que las propias de cualquier organización hecha por seres humanos, que es algo que no debemos olvidar. Ya los clásicos la definían como la casta meretriz.
Y tampoco estoy de acuerdo con Velda. Uno puede tener ciertas ideas como verdades absolutas, pero, al tiempo, lo que debe saber es vivir en sociedad con quiene no comparte esas ideas. Y todos debemos saber expresar nuestras creencias con respeto a los demás. Creo que fue Voltaire el que dijo eso de "no pienso como tu, pero daría mi vida para que tu pudieses expresar tu opinión".