La serie alcanzaba su recta final, el esperado desenlace. Y, como manda el guión, llegó la última pausa publicitaria. A ritmo tranquilo, me acerqué a la cocina, bebí, fui el baño, me vestí con un chándal, llamé a Tila, bajamos a la calle, dimos un paseo, regresamos a casa, limpié a Tila, me puse el pijama, un chocolate caliente y me senté a tiempo para ver el último anuncio y el desenlace de la serie. ¿Quién dice que la publicidad es mala?
Suena a chiste, pero si coinciden bien, practicamente puedes ver una película en cualquier cadena de las mayoritarias y en las pausas de publicidad cualquier capítulo de las sitcom americanas -sobre los 20-25 min.- de AXN, Paramount o Fox. Lo digo por experiencia.
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