Y ahora que estoy aquí, cruzando el Ártico, recuerdo el análisis que hace unos días formuló Fernando González Urbaneja en el Foro Nueva Economía: los medios lo hicimos mal en el accidente de Barajas. Como sucede ante cualquier crisis, volvimos a caer en los escenarios comunes, a recrearnos en el dolor, a ofrecer un sensacionalismo a medio camino entre el morbo y el alimento de todo tipo de rumores. Gracias a una de las bitácoras que sigo (y perdón por no recordar el nombre) descubrí la portada de El Economista: un avión de Spainair sobre fondo negro y el titular hablando del luto en Barajas. Fue lo único que nos salvó, que salvo a esta profesión.
Y si escribo en primera persona es tanto por los pecados pasados y futuros, por cierta conciencia de clase y saber que, en idénticas circunstancias, la vorágine nos lleva al mismo camino, a la imposibilidad de levantar el pedal del acelerador y decir: "eh, que no soy periodista para esto". Una vorágine que arrastra a todos: directores, mandos intermedios, redactores...
Ya que Urbaneja ha tirado la primera piedra deberíamos, como mínimo, hacer examen de conciencia y próposito de enmienda para el futuro, que siempre llega.
Y si escribo en primera persona es tanto por los pecados pasados y futuros, por cierta conciencia de clase y saber que, en idénticas circunstancias, la vorágine nos lleva al mismo camino, a la imposibilidad de levantar el pedal del acelerador y decir: "eh, que no soy periodista para esto". Una vorágine que arrastra a todos: directores, mandos intermedios, redactores...
Ya que Urbaneja ha tirado la primera piedra deberíamos, como mínimo, hacer examen de conciencia y próposito de enmienda para el futuro, que siempre llega.
totalmente de acuerdo y en ese mismo orden: directores, mandos intermedios y, por último, redactores
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