Rueda de prensa de Bernat Soria para explicar la crisis del aceite de girasol. Uno recuerda el síndrome de la colza como uno de esos episodios de terror colectivo vivido en la infancia. No es de extrañar que en nuestro país, todo esto de las alarmas sanitarias se viva con una inquietud generalizada.
Más aún cuando este episodio se inició el viernes anunciando la retirada de todo, sí todo, el aceite de girasol. Así que llega el ministro y empieza el autobombo, el onanismo intelectual sin desvelar las dudas que aún pueden existir: ¿llegó ese aceite a las conserveras? ¿qué marcas se pueden consumir sin riesgo? ¿desde qué fecha circuló el aceite adulterado? ¿qué hacer en caso de consumo de ese producto? Las preguntas normales que se formula cualquier persona sensata.
El ministro de Sanidad no responde y, un subalterno, el presidente de la Agencia de Seguridad Alimentaria, de nombre Félix Lobo, lanzó la frase que le ha llevado a la gloria: "No estamos aquí para satisfacer las curiosidades de los periodistas".
Así se responde. Ya que no podemos asegurar la seguridad alimentaria, tampoco desvelamos dudas. Ahora bien, si una persona, sea quien sea, convoca a los periodistas y no quiere responder a las preguntas, ¿para qué los cita? ¿No es más fácil enviar una nota de prensa o no decir nada? Claro que, entonces, Félix Lobo no disfrutaría de su minuto de gloria ni mostraría las vergüenzas de un gobierno que no cesa a una persona con ese talante.
Más aún cuando este episodio se inició el viernes anunciando la retirada de todo, sí todo, el aceite de girasol. Así que llega el ministro y empieza el autobombo, el onanismo intelectual sin desvelar las dudas que aún pueden existir: ¿llegó ese aceite a las conserveras? ¿qué marcas se pueden consumir sin riesgo? ¿desde qué fecha circuló el aceite adulterado? ¿qué hacer en caso de consumo de ese producto? Las preguntas normales que se formula cualquier persona sensata.
El ministro de Sanidad no responde y, un subalterno, el presidente de la Agencia de Seguridad Alimentaria, de nombre Félix Lobo, lanzó la frase que le ha llevado a la gloria: "No estamos aquí para satisfacer las curiosidades de los periodistas".
Así se responde. Ya que no podemos asegurar la seguridad alimentaria, tampoco desvelamos dudas. Ahora bien, si una persona, sea quien sea, convoca a los periodistas y no quiere responder a las preguntas, ¿para qué los cita? ¿No es más fácil enviar una nota de prensa o no decir nada? Claro que, entonces, Félix Lobo no disfrutaría de su minuto de gloria ni mostraría las vergüenzas de un gobierno que no cesa a una persona con ese talante.
En las manos del periodismo está la solución: no asistir a esas ruedas de prensa.
ResponderEliminarLo malo es que las empresas periodísticas -no los periodistas-, ya son más empresas que periodísticas y tienen demasiadas ataduras con la clientela política.
Te recuerdo una frase de un ilustre concejal avilesino, el mismo q se echa cabezadas en los plenos: "es q los periodistas siempre preguntan tonterías en las ruedas de prensa". Es culpa nuestra por ir, yo no tengo ninguna duda.
ResponderEliminarDiscrepo de vosotros. Es cierto que hay ruedas de prensa a las que no se debería ir, pero no es una práctica que se deba extender mucho porque, en cualquier lugar, puede saltar la libre. En este caso concreto, la presencia de los medios se justificaba plenamente: versaba sobre la crisis del aceite de girasol y la trascendencia es evidente.
ResponderEliminarY tengo que corregir a Flor de Loto. La famosa frase no es del edil, si no de un cargo de confianza para expresar el enfado del concejal cuando, antes de una rueda de prensa, una periodista le explicó que no vendrían los fotógrafos porque él estaba muy visto.
no, no, no. esa frase es literal de él, según el intermediario. y es de mucho después a q se le dijera nada. y te recuerdo q el intermediario no va a esas ruedas de prensa como para saber lo q preguntan. vamos pa mi la frase es de los dos, lo doy por hecho
ResponderEliminarA mí me llegó la frase de boca del intermediaro, pero si el inclito tiene parte, pues le damo su mérito. Que no se enfade.
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