Eduardo Moreno Lampaya se recostó sobre la silla de su despacho. "Mediante esta carta quiero expresarle mi felicitación..." Se pasó la mano por la cara y, no pudo evitarlo: comenzó a reírse. Las carcajadas sonaron con tanta fuerza que algún compañero entró corriendo, sin picar ni nada, para saber qué sucedía.
-¿Estás bien, Eduardo?
Aún seguía riéndose cuando le pasó una copia de la carta.
-No la rompas, que es de la ministra.
El compañero la leyó rápidamente.
-Joder, ¿qué vas a hacer?
Eduardo Moreno aún recordaba la celebración de su equipo cuando el Consejo Europeo de Investigación seleccionó su propuesta de investigar los mecanismos biológicos que permite que las células cancerosas prosperen en la etapa pretumoral entre 9.000 proyectos de toda Europa y lo becó con un millón de euros.
-Tendremos que hacer fotocopias de todas, graparlas y repartirlas para la manifestación del sábado. Es la leche.
Las otras son las cuatro cartas del Ministerio de Educación y Ciencia donde se había rechazado su propuesta. Eduardo las guardaba en un cajón de su despacho. Aunque su proyecto recibía cada año una puntuación menor de la Agencia de Investigación intuyó que debía guardarlas. Sobre todo cuando los funcionarios comenzaron a escribir que su investigación no iba a funcionar, que era una propuesta muy ambiciosa o que buscaba algo de lo que no había evidencia que existiese... Y ahora, la felicitación y los elogios de Mercedes Cabrera.
-¡Caray con la ministra!
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